Inflación: a cuánto llegará el índice de febrero y por qué el avance del dólar será clave en marzo
La inflación de febrero se ubicará en torno al 16% y marcará la segunda desaceleración tras el pico post devaluación de diciembre, según las primeras proyecciones consolidadas sobre el mes que realizaron consultoras privadas. La clave de ese proceso es que el fuerte ajuste fiscal y monetario, que el dólar oficial se mantiene prácticamente congelado y que la pérdida del poder adquisitivo de los ingresos le puso un tope al consumo.
El Gobierno anticipa que la evolución de Índice de Precios al Consumidor (IPC) continuará a la baja, aunque entre los analistas la opinión está dividida. Algunos esperan que los aumentos previstos que pueden impactar y la propia estacionalidad del mes, mientras que otros se mantienen más optimistas respecto a los resultados del programa económico de Javier Milei. Sin duda, lo que suceda en los próximos meses estará directamente relacionado con el ritmo de depreciación del tipo de cambio oficial.
La consultora Eco Go estimó que el IPC general de febrero tuvo una variación del 15,9% mensual. “Es una reducción de 0,4 puntos porcentuales respecto a lo que esperábamos la semana pasada. Esta baja en la proyección de inflación responde a una baja en la inflación en alimentos producto de un menor registro entre los consumidos fuera del hogar al estimado. Acumuló en torno al 14,9 por ciento”, precisaron.
La economista de Eco Go, Rocío Bisang, explicó a Infobae las razones de la desaceleración respecto al 20,6% de enero: “Por un lado el aumento de los alimentos ya desde el mes pasado volvió a ubicarse en valores en línea con los registrados en noviembre, con subas semanales en torno al 3%, lo que implicó un menor arrastre y en conjunto una desaceleración respecto a los últimos dos meses. También algunas categorías como equipamiento y mantenimiento del hogar con el dólar planchado, indumentaria con el fin de la temporada de verano y esparcimiento se mantuvieron relativamente tranquilas. Todo esto en un contexto donde con la devaluacion los salarios experimentaron una caída muy fuerte en términos reales, impulsando un desplome de la demanda”.
Por otro lado, Bisang anticipó que en marzo no sería raro que el IPC se ubique en línea con el de febrero o incluso un poco por encima a partir de la corrección de precios relativos y la estacionalidad por el comienzo de las clases, cambios de temporada, entre otros puntos.
“Hacia adelante, lo que pase con el tipo de cambio va a ser sin duda clave, pero también hay otros puntos a seguir de cerca. La dinámica que tomen las paritarias, cómo se maneje la conflictividad social en un contexto de ajuste, la capacidad de negociación con el resto del arco político son, entre otros, puntos a tener en cuenta para que la baja de la inflación sea sostenible”, advirtió la economista.
Para Analytica la inflación de febrero finalizó en la zona del 16%, debido a una merma en el IPC núcleo y porque la devaluación del dólar oficial continuó en el 2% mensual. Para la Fundación Libertad y Progreso (LyP) el indicador se movió 16,8% promedio.
“En la evolución del mes, encontramos que la primera semana presentó una variación sustancialmente alta, debido a la actualización de tarifas en el transporte público del AMBA. A partir de la segunda semana del mes, los datos convergieron a variaciones en el rango del 2%-3% semanal, manteniendo la tendencia de la última quincena de enero y ubicándose en valores similares a los de septiembre del 2023″, añadió LyP.
En cuanto a lo que se espera para marzo, la fundación prevé que continúe la desaceleración: “La tendencia es hacia una suba del IPC de alrededor del 15% mensual. Si bien las subas de precios estacionales y de regulados jugará en contra, estimamos que la vigencia del ancla cambiaria y la política monetaria contractiva que está llevando adelante el Banco Central de la República Argentina (BCRA) más que compensará este efecto, por lo que el IPC tendrá una variación levemente menor a la del segundo mes del año”.
Eugenio Marí, Economista Jefe en LyP dijo: “De la misma forma que cuando el Gobierno emite para financiarse, no todos los precios de la economía suben instantáneamente, cuando se deja de emitir tampoco se detienen en el acto. Lo positivo es que haber dejado de emitir para financiar al Tesoro ha favorecido una menor oferta de pesos y la estabilidad del tipo de cambio. Con esto se están sentando las bases para bajar la nominalidad de la economía argentina y profundizar el proceso de desaceleración del IPC, algo que es moderado por las actualizaciones de precios regulados que acumularon retrasos”.
El relevamiento de precios minoristas de C&T para la región Gran Buenos Aires tuvo un alza mensual de 16,3%, cayendo respecto del 19,6% de enero. No obstante, la variación interanual trepó a 275%, la mayor desde marzo de 1991. “En el interior del país no se dieron aumentos de servicios públicos de magnitud similar a los que tuvieron lugar en el GBA durante febrero. Por ello, puede esperarse una menor inflación en el resto del país y, por lo tanto, en el total nacional”, comentaron desde la consultora.
El IPC on line de Bahia Blanca, marcó para febrero un mes “mucho más tranquilo que el de enero” y cerró casi en 11% mensual. “La inflación sigue siendo muy alta pero el anualizado de 10,97% ronda los 350%, lo cual lo deja más cerca de un proceso de muy alta inflación clásico. Marzo, sin embargo, espera acechante a la vuelta de la esquina con ajustes en combustibles, servicios y cuotas escolares. El cambio en el capítulo de atención médica y gastos para la salud alcanza un nuevo récord a un 26,67% con ajustes en medicamentos y cuotas de servicios de salud”, mencionaron.
La consultora Econviews, de Miguel Kiguel, aseguró en su último informe que más allá del aumento en precios regulados como tarifas de energía, que representan una quinta parte del IPC, lo más determinante para la inflación de los próximos meses será el camino del tipo de cambio oficial. “En varias ocasiones hemos señalado que la depreciación mensual de 2% no es sostenible: con nuestras proyecciones de inflación implicaría volver al atraso cambiario del 9 de diciembre de 2023 hacia fines de abril”, advirtieron.
“Tanto acelerar el crawling peg como un nuevo salto discreto acarrean costos, pero en nuestra visión la primera alternativa es preferible, al menos hasta que el Gobierno considere que tiene suficientes reservas para unificar el tipo de cambio. Creemos que esto se podría dar a mediados de año, dándole un nuevo empuje a la inflación, aunque en un escenario positivo podría moderarse en la segunda mitad del año”, concluyó Econviews.