Feroz tortura y venganza narco: le cortaron un dedo y le hicieron un tatuaje “deshonroso” en reclamo de una deuda
Un joven fue secuestrado y torturado por una banda narco que lo acusó por el faltante de droga. El ataque ocurrió el mes pasado, pero trascendió este jueves, en el partido bonaerense de Moreno y fue brutal, a tal punto que la víctima perdió piezas dentales y terminó desmayado al desangrarse. Fueron tres días en los que lo golpearon, le cortaron un dedo con una amoladora y hasta le realizaron un tatuaje “deshonroso” en una nalga, donde le dibujaron un pene y un corazón junto a la siguiente frase: “No robes más” (sic).
Por el hecho, se inició una investigación a cargo del fiscal Federico Soñora, titular de la Unidad Funcional de Instrucción N°4 de departamento judicial de Moreno – General Rodríguez. Y, en ese marco, la División Homicidios de la Policía Federal Argentina (PFA) detuvo en las últimas horas a cinco sospechosos.
Todo comenzó la madrugada del 12 de febrero pasado. El joven, de alrededor de 25 años, con domicilio registrado en San Miguel y al que en esta nota se identificará como A.; fue citado a la casa de una mujer conocida como “La Gringa”, y señalada por los investigadores como la líder de la banda narco.
La víctima llegó alrededor de las 3. La dueña de esa propiedad de San Miguel lo esperaba junto a varios cómplices armados. “Lo citaron para arreglar un problema: le hicieron saber que faltaba droga y lo acusaron de habérsela robado”, contaron fuentes del caso a Infobae.
En ese contexto, le exigieron que devuelva lo que presuntamente había sustraído y lo amenazaron. A. negó todo: ante ello, comenzó la feroz agresión. Al joven le propinaron culatazos en la cabeza y patadas en las costillas. También le quitaron las zapatillas. Luego lo maniataron, le vendaron los ojos y lo encapucharon para trasladarlo en vehículo hasta un asentamiento en una zona a la que los lugareños llaman La Tranquera, en la localidad de Villa Trujui.
De acuerdo a las fuentes consultadas por este medio, una de las edificaciones del lugar funcionaba como búnker de la organización narco. La víctima fue encerrada allí.
A A. lo ataron de pies y manos a una silla. Después, lo sometieron a diferentes formas de torturas. Durante dos días le aplicaron un ataque salvaje. Varios golpes fueron en su rostro, con las culatas de una escopeta y una ametralladora, lo cual hizo que se le desprendieran algunos dientes.
El calvario siguió el 14 de febrero. En un momento, sus captores intentaron cortarle el dedo meñique de la mano izquierda con un alicate. Pero como no pudieron, tomaron una amoladora y le cortaron el mismo dedo de la mano derecha. Además, le realizaron el tatuaje.
Al día siguiente, debido a la cantidad de sangre que había perdido, A. perdió el conocimiento. “Le bajó la presión, se vino a pique. Al parecer, los captores se asustaron y decidieron tirarlo cerca de un hospital”, ampliaron las fuentes.
En la madrugada del 15 de febrero, alrededor de las 5.30, la víctima fue abandonada en cercanías del Hospital Emergencias Domingo Angio, en la localidad de José C. Paz. Esa misma semana, el hermano A. recibió un llamado: del otro lado del teléfono, alguien con la voz distorsionada, le dijo que la víctima le debía dinero y lo amenazó. “Le pidió que le devuelva lo que se robó o que lo iban a matar”, según pudo saber este medio.
En la investigación trabajaron en conjunto la UFI 4 que conduce Soñora, la División Homicidios de PFA, la Secretaria de Justicia y DDHH del Municipio de Moreno, que aportó cámaras de seguridad; y la fiscalía general de Moreno, a cargo de Lucas Oyhanarte.
Se llevó a cabo un análisis de entrecruzamiento de casos análogos y/o vinculados a la venta de estupefacientes, se relevaron las filmaciones y se tomaron declaraciones a testigos, incluida la víctima, quien admitió que en el pasado había integrado la banda de La Gringa y aseguró que en el último tiempo se había alejado.
Los investigadores llegaron a cinco sospechosos y fueron por ellos. Con la autorización de la jueza María Celina Ardohain, del Juzgado de Garantías N°3, allanaron cuatro lugares. Uno fue el domicilio de La Gringa, donde secuestraron varias prendas y trozos de colchón con manchas hemáticas, una amoladora eléctrica, dos piezas dentales y cinco elementos punzantes utilizados para tatuaje, coincidentes con las utilizadas para tatuar el cuerpo de la víctima durante su secuestro.
La mujer no estaba en ese momento y permanece prófuga.
Otro operativo fue en el búnker de La Tranquera, cuyo ingreso estaba vigilado por “soldaditos” sentados en sillas distribuidas en puestos estratégicos y que utilizaban un tronco como barrera, bloqueando el tránsito. Allí había cuatro personas armadas que fueron detenidas. “Una de ellas aparentemente tiene vinculación directa con el secuestro. Se está tratando de establecer si las otras tres también participaron o no”, contó un detective del caso.
Los procedimientos restantes fueron en el domicilio de San Miguel de la presunta mano derecha de La Gringa, una mujer llamada Priscila, que resultó detenida, y en un punto de venta conocido como “La Escalera”, en Moreno. Entre los elementos secuestrados en los allanamientos figuran una pistola calibre 9 milímetros marca Astra, con cargador y nueve municiones, otra calibre .45mm marca Ballester Molina; 144 bolsas de marihuana y otras 615 de cocaína, además de una balanza.
Los cinco arrestados -dos mujeres y tres varones- van a ser indagados mañana. Dependiendo de cada caso, están acusados de privación ilegítima de la libertad agravada, robo agravado, lesiones graves agravadas, tenencia de drogas con fines de comercialización y tenencia ilegal de armas.