Desde cuándo se pagan impuestos en el mundo
Los impuestos han sido una constante en la historia de la humanidad, marcando el desarrollo de sociedades para financiar desde monumentales obras hasta servicios públicos esenciales.
La evolución de este sistema tributario, desde sus inicios hasta la sofisticación de los imperios y Estados modernos, revela no solo la historia en la gestión de los recursos, sino también cómo los impuestos han reflejado, moldeado las culturas y economías a lo largo de los milenios.
Ya desde el 2500 a.C., los tributos se pagaban con bienes tan diversos como cerveza, camas y escobas en la Antigua Mesopotamia. Este innovador sistema de recaudación de recursos señaló el comienzo de los complejos sistemas tributarios que han evolucionado hasta nuestros días.
Uno de los ejemplos más tempranos y significativos de impuestos destinados a grandes obras es el del antiguo Egipto, donde alrededor del 3000 a.C., se estableció el primer sistema tributario organizado conocido. Este sistema permitió financiar la construcción de las pirámides, una de las maravillas arquitectónicas de la historia, lo que evidencia el poder y la capacidad de los impuestos para transformar el entorno y legar un patrimonio cultural imponente.
Los primeros faraónes egipcios se interesaban personalmente por los impuestos. Viajaban por todo el país con un séquito para evaluar las posesiones de sus súbditos -aceite, cerámica, ganado y cosechas- y luego recaudar los impuestos correspondientes. Este acontecimiento anual se conocía como el Shemsu Hor, o Seguimiento de Horus.
A medida que se avanza en la línea de tiempo, en Imperio Romano, particularmente bajo el gobierno de Vespasiano en el siglo I d.C., se introdujo un impuesto sobre la orina.
Según explica National Geographic, el amoníaco era un producto valioso en la antigua Roma. Podía limpiar la suciedad y la grasa de la ropa. Se utilizaba en el proceso de curtido de pieles y teñido de telas. Los agricultores lo utilizaban como fertilizante. Y la gente lo usaba incluso para blanquearse los dientes. Todo este amoníaco procedía de la orina humana, en gran parte recogida de los baños públicos de Roma. Y como todos los productos valiosos, el gobierno se las ingenió para cobrarle impuestos, demostrando la capacidad de los gobiernos para innovar en la generación de ingresos.
En otro rincón del mundo y durante el siglo IV a.C., el Imperio Mauryan en India, bajo el reinado de Chandragupta Maurya, ilustró una temprana forma de incentivación fiscal, ofreciendo amnistía tributaria a aquellos que presentaran innovaciones útiles para solucionar problemas o mejorar la infraestructura pública.
Esta política no solo fomentó la creatividad y participación ciudadana sino que también estableció un vínculo directo entre la exención fiscal y el mejoramiento colectivo.
Posteriormente, siguiendo la cronología de los impuestos hasta el siglo XVII detallada por National Geographic, en Rusia, Pedro el Grande implementó una serie de reformas para modernizar el país, incluyendo un peculiar impuesto sobre las barbas en 1698. Los ricos debían abonar 100 rublos al año; los nobles y militares, 60; los ciudadanos, 30 y los campesinos y los más humildes un kopek, una centésima parte de un rublo. Y los que aún se rebelaban, recibían una golpiza… Y se les quitaba la barba a la fuerza.
Esta medida buscaba alinear a Rusia con los estándares europeos de aquella época, reflejando cómo los impuestos también podían emplearse para influir en el comportamiento social y la apariencia de la población.
Ya más cerca en la línea de tiempo, uno de los primeros sistemas tributarios organizados del Estado moderno se implementó en Inglaterra. Se trata del “Scutage” o “Escudo de Dinero”, introducido en el siglo XII. Este tributo permitía que los nobles, en lugar de servir en el ejército del rey personalmente, pagaran una tasa para financiar a los mercenarios.
Este sistema marcó un cambio significativo en la manera de financiar los ejércitos y las actividades del estado, alejándose de los métodos feudales de obligaciones militares directas y moviéndose hacia una forma más monetaria de contribución al Estado
Estos momentos destacados en la historia de los impuestos demuestran la evolución de los sistemas fiscales y su impacto en el desarrollo de las sociedades. Los impuestos han sido una herramienta indispensable que refleja la creatividad, la economía y los valores culturales de cada era.
La historia de los impuestos es, en efecto, un testimonio de la ingeniosidad humana y su capacidad para adecuarse y responder a las necesidades cambiantes de las sociedades a través del tiempo.
Cuales fueron los primeros tributos de Argentina
La historia tributaria de Argentina, desde sus inicios en 1810, demuestra una prevalencia de impuestos indirectos sobre comercio y bienes frente a los directos sobre ganancias y riquezas. Desde la introducción del Impuesto a los Réditos, inspirado en el modelo británico, hasta reformas significativas a lo largo del siglo XX, incluyendo la adopción del IVA y cambios en la imposición a las ganancias y dividendos, Argentina ha experimentado una serie de transiciones en su sistema fiscal.
Con la Revolución de Mayo y el inicio del proceso de independencia en 1810, comenzaron a establecerse las bases del sistema tributario propio de Argentina. En 1815, se creó el primer impuesto patrio sobre la exportación de cueros, seguido por diversas contribuciones y tasas, incluyendo impuestos a la importación y exportación de otros productos, marcando así el inicio de la estructuración fiscal del país.
Estos impuestos tenían el objetivo de financiar los gastos emergentes de la lucha por la independencia y el sostenimiento del nuevo Estado.