Engañan a los fans de Taylor Swift, Drake y más artistas con canciones creadas con IA
La inteligencia artificial ha aumentado el desafío de entender cuándo una noticia es verdad y cuando no. La oportunidad de crear contenido que parezca real es cada vez más sencilla y la música es una víctima constante, como sucedió recientemente con los fanáticos de algunas de las principales estrellas pop del momento.
El fenómeno de las “deepfakes” musicales se hizo evidente con la aparición de canciones supuestamente interpretadas por artistas de renombre, como Drake y Taylor Swift. Estas canciones, filtradas en línea de manera misteriosa, generaron una gran expectativa entre los seguidores, quienes estuvieron continuamente dudando sobre su autenticidad. Sin embargo, la verdad detrás de estas filtraciones resultó ser mucho más compleja de lo que muchos esperaban.
Las canciones falsas de Drake y Taylor Swift
Un caso emblemático fue el surgimiento de la canción “Heart on My Sleeve”, atribuida inicialmente a Drake y The Weeknd. La canción se volvió viral en plataformas como TikTok, Spotify y YouTube, acumulando millones de reproducciones.
Sin embargo, pronto se reveló que la canción fue creada por un músico anónimo conocido como ghostwriter977, quien utilizó un filtro impulsado por IA para imitar las voces de ambas estrellas del pop. A pesar de la revelación, muchos fanáticos continuaron disfrutando de la canción, e incluso fue presentada para consideración en los premios Grammy.
El caso de “Heart on My Sleeve” fue solo el principio de una tendencia creciente en la industria de la música. Otros artistas, como Grimes, también han experimentado con la tecnología de deepfake, creando clones de sus propias voces y alentando a otros músicos a utilizarlos en sus canciones. Pero esta innovación tecnológica no estuvo exenta de controversia, ya que algunos fanáticos expresaron su preocupación por el impacto que esto podría tener en la autenticidad y la integridad artística.
La incertidumbre sobre la autenticidad de las canciones también se hizo presente con las filtraciones de nuevas canciones atribuidas a figuras como Frank Ocean y Beyoncé. Estos supuestos lanzamientos generaron una intensa especulación entre los fanáticos, muchos de los cuales estaban dispuestos a pagar grandes sumas de dinero por acceso exclusivo a la música de sus ídolos.
Luego volvió a surgir otra falsificación. Esta vez con supuestas canciones de Taylor Swift y Drake. En el caso de Swift, su álbum anticipado, “The Tortured Poets Department”, fue objeto de múltiples filtraciones en línea, lo que provocó confusión y frustración entre sus seguidores.
Aunque algunos fanáticos asumieron que las filtraciones eran genuinas, otros cuestionaron su autenticidad, lo que refleja la creciente dificultad de distinguir entre las creaciones humanas y las generadas por IA.
La sofisticación de las herramientas de inteligencia artificial presenta un desafío significativo para la industria de la música. Si bien algunos deepfakes son fácilmente detectables debido a imperfecciones en la calidad vocal y la pronunciación, la tecnología continúa mejorando, lo que dificulta aún más la diferenciación entre lo real y lo falso. Esto plantea serias preocupaciones sobre la protección de la propiedad intelectual y los derechos de los artistas.
Ante esta creciente amenaza, tanto los artistas como las discográficas están tomando medidas para combatir el uso no autorizado de sus voces y creaciones. Varias editoriales de música han presentado demandas contra empresas de IA, alegando infracción de derechos de autor y exigiendo una mayor regulación en el uso de la tecnología de deepfake en la música.
Además, destacadas figuras de la industria, como Billie Eilish, Stevie Wonder y Nicki Minaj, han firmado una carta denunciando el uso “predatorio” de la IA para robar las voces y semblanzas de los artistas profesionales.
En respuesta a esta preocupación, legisladores de varios países han propuesto leyes para regular el uso de deepfakes en la música. La “ELVIS Act” en Tennessee y el “NO FAKES Act” en los Estados Unidos son ejemplos de iniciativas destinadas a proteger los derechos de los artistas y prevenir el abuso de la tecnología de IA en la industria musical. Sin embargo, la implementación efectiva de estas leyes sigue siendo un desafío, dada la naturaleza anónima y descentralizada de Internet.