Imputaron al ex futbolista Junior Benítez por la presunta instigación al suicidio de su ex novia
“Nunca vi algo igual”. Así lo definió ante Infobae un investigador que sigue la trama del suicidio de Anabelia Ayala, ocurrido durante la noche de Año Nuevo en su casa. Se refiere al nivel de obsesión y control que ejercía sobre la joven de 29 años el ex futbolista Oscar “Junior” Benítez, recientemente condenado a más de cinco años de prisión por ejercer violencia y amenazas contra la familia de su ex novia.
El deportista que pasó por Boca Juniors, Lanús y Benfica de Portugal -y ahora transcurre sus días en una cárcel de la provincia de Buenos Aires- fue notificado el miércoles pasado de la última noticia del otro expediente que protagoniza: el fiscal de Violencia de Género y Familia de Almirante Brown, Juan Manuel Baloira, le imputó el presunto delito de instigación al suicidio.
La Justicia sospecha que Benítez llevó a Ayala, con quien tenía una relación tormentosa desde hacía cinco años, a quitarse la vida después de controlar absolutamente cada movimiento, casi las 24 horas del día, a través, no sólo de llamadas telefónicas, sino también de la conexión permanente por videollamada con una tablet. “La obligaba a mostrarle a él quién estaba en su casa, si se movía tenía que filmar todo. Eso todo el tiempo”, comentó el investigador a este medio.
La hipótesis, ahora sostenida por el fiscal, había sido planteada desde el primer momento por Juan Carlos Ayala, el padre de la víctima, quien también denunció a Benítez en la causa por la que terminó condenado. “Era una persona que ya no pensaba por sí sola, estaba siendo psicopateada, no tenía poder sobre su vida. Por eso no me cabe ninguna duda que fue una inducción al suicidio. Hay audios de la familia de él que dicen que no pudieron brindar porque veían cómo la piba se colgaba. Mi hija no tomaba sus propias decisiones. Si la hubieran querido salvar, hubiesen llamado al 911, ni siquiera a un vecino”, contó semanas atrás el papá de Anabelia a este medio.
El padre de Anabelia se refiere a un audio al que tuvo acceso Infobae y dice lo siguiente: “Ni llegamos a brindar porque se hizo la hora y estábamos todos con eso. Se ve que Junior y ella tenían como una aplicación o una cámara y Junior estaba viendo que la piba se colgaba. Y nada, llamaron a mi casa para que bajen a avisar, que hagan algo”. Según Ayala, la voz que se escucha sería de una hermana del futbolista condenado.
“Él es un típico psicópata. Mi hija estaba controlada las 24 horas a través de la tablet. Era continuamente amenazarla, amedrentarla. A veces yo escuchaba cómo hablaban y era la forma de voz amenazante, culpándola. El psicópata no reconoce sus actos. Junior piensa que está preso por culpa mía y no por lo que él hizo. Él es consciente”, amplió Ayala.
El fiscal Baloira considera que existen elementos de prueba, de mínima, para cambiar la carátula e imputarle la sospecha de la responsabilidad del suicidio. Para eso fueron fundamentales las declaraciones testimoniales que brindaron amigas, vecinas y familiares en las últimas semanas. Una de las personas que declaró fue la ex novia del hermano de Anabelia, que contó que fueron “muy amigas” durante ocho años y que se empezaron a distanciar desde que Ayala viajó con Benítez a México, a donde el futbolista había sido transferido.
Relató que ella supo que él la golpeaba y aportó fotos, que este medio exhibe. La mujer, cuyo nombre se preserva, contó que al principio era Benítez quien le decía a Anabelia que se iba a quitar la vida. Y que le enviaba videos de él manejando de manera descontrolada o cortándose los brazos con un pedazo de vidrio. Pero que después, cuando ella se dio cuenta que él no atentaría contra su propia vida, el futbolista empezó a decir que mataría a su hermano. “Ella tenía mucho miedo de que le pase algo a su familia”, declaró la mujer e incluso contó que, era tal el peligro, que Anabelia la había autorizado a que si, en el plazo de cinco días no sabía nada de ella, pudiera hacer la denuncia contra Benítez.
Según las declaraciones testimoniales Anabelia trabajaba dentro de su casa como manicura porque Benítez no la dejaba salir. De hecho, ella abandonó dos carreras, una terciaria y otra universitaria. “Ella trabajaba de 9 a 21 y estaba constantemente con la tablet encendida, controlada en forma remota por él”, explicó un investigador, quien consideró que el futbolista le limitó la autonomía de la voluntad y la “despersonificó”.
Tras un pedido de Rodrigo Tripolone, abogado de la familia Ayala, el fiscal concedió la posibilidad de hacer una autopsia psicológica post mortem a Anabelia para estudiar de qué forma estaba amenazada y condicionada por Benítez al punto de sentir la necesidad de quitarse la vida. “Puede ser que esta presión regular y permanente sobre ella hiciera que tome la decisión. Vamos a ver si el juez comparte”, consideró una fuente del caso.
Por lo pronto, el próximo 5 de junio se abrirán los teléfonos secuestrados a Junior Benítez para buscar indicios sobre la sospecha. Probablemente, luego el fiscal pida la declaración indagatoria del ex jugador de Argentinos Juniors y Atlético Tucumán.
Anabelia Ayala se quitó la vida la noche de Año Nuevo de 2024. Sus padres golpearon la puerta de su habitación para invitarla a que se sume al brindis de las 12, pero ella no respondió. Un rato después, su hermano forzó la puerta y logró abrirla: se encontró con la escena espantosa de la joven colgada del ventilador con una sábana ya sin vida. Fue su manera de poner fin al calvario en que se habían convertido sus días desde conoció Benítez.