Sociedad

A 40 años de la bomba en el avión donde viajaba Isabel Perón: 450 gramos de trotyl y 300 pasajeros a bordo

Atentado contra Isabel Perón
El avión de Aerolíneas Argentinad donde hallaron la bomba y un cartel dedicado a Isabel Perón en Ezeiza

Faltaban tres horas y media para que el Jumbo 747 de Aerolíneas Argentinas despegara desde Ezeiza con destino a Madrid cuando una inspección del personal de seguridad del aeropuerto descubrió el explosivo adosado a la trompa del avión. Eran poco más de las 13.30 del viernes 8 de junio de 1984 y la democracia recuperada en la Argentina aún no había cumplido siete meses con el radical Raúl Alfonsín en el gobierno.

Los diarios de ese día daban cuenta de un hecho crucial: la firma de un acta de coincidencia de quince puntos en la que la mayoría de los partidos políticos de la época se comprometían a consolidar la estabilidad democrática. La foto que ilustraba la noticia mostraba a Alfonsín en la Casa Rosada, rodeado de los dirigentes de esos partidos, con el vicepresidente Víctor Martínez sentado a su derecha y la titular del Consejo Nacional Justicialista, el ex presidenta María Estela Martínez de Perón, a su izquierda.

Precisamente, entre los alrededor de trescientos pasajeros que tenían previsto abordar ese avión que partiría hacia la capital española se contaba Isabelita, la viuda de Juan Domingo Perón, luego de una estadía de más de quince días en el país que había resultado fundamental para el acercamiento entre los dos partidos políticos más importantes de la Argentina, el radicalismo gobernante y el justicialismo convertido en primera oposición en el Congreso reabierto el 10 de diciembre de 1983, después de siete años y casi nueve meses de dictadura.

La visita de Isabel y sus reuniones con Alfonsín habían resultado claves para la distensión entre los dos partidos que hasta poco antes se habían enfrentado duramente en una campaña electoral signada por fuertes acusaciones cruzadas. En el avión también tenían previsto viajar el sindicalista gastronómico Luis Barrionuevo y el ministro de Trabajo del gobierno radical, Juan Manuel Casella, pero nadie dudó que el blanco del atentado era la viuda de Perón.

Atentado contra Isabel Perón
El sindicalista Luis Barrionuevo y el funcionario radical Juan Manuel Casella eran pasajeros del mismo avión que llevaría a Isabel a Madrid

450 gramos de trotyl

El avión de línea en el que viajaría la ex presidenta no había sido objeto de un operativo de seguridad especial y el explosivo – que debía estallar cuando la aeronave estuviera en vuelo – fue descubierto durante una inspección de rutina. Al detectarlo, el personal de seguridad del Aeropuerto Internacional de Ezeiza llamó a la Brigada de Explosivos de la Policía Federal.

Fue esa fuerza la que dio la noticia en un comunicado oficial, que no explicaba la situación con exactitud. “En el día de la fecha siendo las 13,36 horas, personal de la División Brigada de Explosivos intervino en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, desde donde la Policía Aeronáutica Nacional solicitó la concurrencia de personal especializado, ya que había sido hallado un artefacto explosivo a bordo de una aeronave. Una vez en el lugar se estableció que, en el terreno adyacente al espigón internacional de la parte interna del aeropuerto, se hallaba un artefacto explosivo compuesto por una libra de trotyl, dos pilas para transistores y conductores eléctricos, como asimismo un envase vítreo adherido al conjunto. Ante ello, el personal interviniente procedió a detonar el mismo, hecho que por el lugar donde se hallaba no produjo lesiones ni daño alguno”, decía.

La información oficial no mencionaba a la ex presidenta como pasajera del vuelo y era confuso en cuanto al lugar donde había sido hallado el explosivo. Primero decía que lo habían encontrado “a bordo” de un avión y a continuación cambiaba la ubicación a un “terreno adyacente al espigón internacional”, a donde en realidad los expertos en explosivos lo trasladaron para hacerlo estallar.

Atentado contra Isabel Perón
Ajena a todo, Isabel dio un discurso en Ezeiza antes de abordar el avión

Con el correr de las horas hubo más precisiones. Se supo que la carga explosiva pesaba 450 gramos y estaba ubicada en un lugar estratégico de la trompa, en un sector interno donde se encontraban los elementos de comunicaciones y el radar. La bomba tenía también un sofisticado mecanismo preparado para activarse cuando el avión tomara altura. La explosión destruiría la cabina del avión y la diferencia de presión entre el interior presurizado de la aeronave y el exterior terminaría por destruir al Jumbo.

Un informe de la Fuerza Aérea señalaba que “la elección de la trompa, donde se concentran los dispositivos de comando y comunicación, parece denunciar el propósito de destruir el centro neurálgico del avión y provocar su irremediable caída”. También se detallaba que las dos pilas que debía activar el mecanismo eran de procedencia extranjera.

La precisión con que se había colocado el artefacto no dejaba dudas: los autores del atentado conocían a la perfección el diseño del Jumbo. Por eso, una de las líneas de investigación puso el foco en un grupo posiblemente integrado por militares descontentos que buscaban desestabilizar al gobierno.

Raúl Alfonsín - Isabel Perón - 1983 - 1984 - consolidación democracia
Raúl Alfonsín e Isabel Perón reunidos en Casa Rosada

Reparación Histórica

La presencia de Isabel en la Argentina fue el resultado de una larga y cuidadosa gestión del gobierno radical, interesado en distender la relación con el justicialismo derrotado en las elecciones del 30 de octubre de 1983. La viuda de Perón había asistido a la asunción de Alfonsín, el 10 de diciembre, para retornar casi inmediatamente a España.

Para la realización de este segundo viaje había resultado clave la figura de otro ex presidente, Arturo Frondizi, quien se encargó personalmente de hablar con Isabelita y transmitirle a Alfonsín que la viuda del líder del justicialismo estaba dispuesta a hacer un gesto tangible que aportara a la concordia nacional. En el radicalismo gobernante se entusiasmaron con la fuerza simbólica de un encuentro ente Alfonsín e Isabel, al que comparaban con el histórico abrazo de Perón y el radical Ricardo Balbín en 1972.

Unos meses antes de las elecciones de octubre de 1983, un congreso del peronismo había elegido a María Estela Martínez de Perón como presidenta del Consejo Nacional, un cargo que muchos imaginaron que sería simplemente decorativo si el justicialismo ganaba las elecciones con la fórmula compuesta por Ítalo Argentino Luder y Deolindo Felipe Bittel. Sin embargo, la victoria de Alfonsín había puesto a la ex presidenta en un impensado centro de la escena política nacional.

El radicalismo gobernante no había escatimado gestos de buena voluntad hacia la viuda de Perón. El más importante de ellos fue proponerle a justicialismo que los dos partidos trabajaran juntos en la elaboración de una Ley de Reparación Histórica que acabara con la proscripción política que la dictadura le había impuesto a Isabel.

Atentado contra Isabel Perón
Isabel Perón con Arturo Frondizi en 1989

En su artículo 1º, la ley decía que, “en defensa del orden constitucional republicano”, desde ese momento, carecían “de validez jurídica las normas y los actos administrativos, emanados de las autoridades de facto surgidas por un acto de rebelión”. Y en el tercero se refería específicamente a María Estela de Perón. “Declárese comprendida en las provisiones de los artículos precedentes la situación de la expresidente de la Nación, Dña. María Estela Martínez de Perón en orden a lo preceptuado en los artículos 18 y 45 de la Constitución Nacional quien como otros presidentes constitucionales fuera objeto de este tipo de sanciones y hasta de privación ilegítima de la libertad sirviendo la presente ley de instrumento de reparación histórica”, decía.

La ley fue aprobada por la Cámara de Diputados el 18 de mayo de 1984, dos días antes de la llegada de la viuda de Perón en su segunda visita a la Argentina. El Senado terminó de sancionarla el 23, con Isabel ya en el país.

Reuniones con Alfonsín

La viuda de Perón se reunió tres veces con el presidente Raúl Alfonsín. El primer encuentro tuvo lugar el 21 de mayo en la Casa Rosada, donde Isabel llegó acompañada por 40 dirigentes del justicialismo. En esa ocasión, la ex presidenta le regaló una lapicera a Alfonsín y le dijo, delante de los miembros de su partido, “estoy para lo que guste mandar” y “el gobierno puede contar con el justicialismo para todo lo que interese al destino de nuestra Patria”.

El presidente volvió a recibirla el 30 de mayo, nuevamente en la Casa Rosada, en una reunión a la que Isabel llegó acompañada por los gobernadores justicialistas, que le reclamaron a Alfonsín mayores recursos para sus provincias.

Atentado contra Isabel Perón
La tapa de Clarín del día después del intento de atentado

Dos días después, esta vez en la residencia presidencial de Olivos, el mandatario radical y la ex presidenta volvieron a encontrarse, en el marco de un encuentro con dirigentes de otros partidos para acordar el Acta de Coincidencias que todos firmaron el 7 de junio, con las excepciones del Partido Intransigente, la UCD de Álvaro Alsogaray, el Frente de Izquierda Popular, El Partido Federal, el Partido Comunista y Concentración Demócrata.

Ese fue el último acto público del que participó la viuda de Perón, luego del cual preparó las valijas para abordar el vuelo de Aerolíneas Argentinas con destino a Madrid que partiría a las 17 del día siguiente.

El Poder Ejecutivo le había restituido bienes por nueve millones de dólares y la había eximido del pago de impuestos, el Congreso había dejado sin efecto todas las indemnizaciones que debía pagar y había cerrado la posibilidad de cualquier persecución judicial en el futuro.

Sin ninguna pista

El descubrimiento de la bomba y su detonación por la Brigada de Explosivos de la Policía Federal no demoraron la partida del vuelo, que despegó poco después de las cinco de la tarde hacia la capital española con una escala en Rio de Janeiro.

La viuda de Perón leyó un mensaje poco antes de partir, pero evitó hacer especulaciones sobre el atentado frustrado, que al día siguiente fue la principal noticia en las portadas de los diarios. Clarín tituló ”Desactivaron una bomba en el avión de Isabel Perón”, con una bajada en la que explicaba: “Fue descubierta una carga de 450 gramos de trotyl pocas horas antes de la partida de la aeronave que transportaría 300 pasajeros hacia Madrid (…) Generalizado repudio ante el atentado criminal”.

La investigación para descubrir la identidad y las motivaciones de los autores del atentado para matar a la ex presidenta y a otros trescientas personas en pleno vuelo no arrojó ningún resultado. Se interrogó a decenas de personas, pero una de las dificultades para encontrar a los responsables fue que en el mantenimiento del avión en tierra habían participado más de cien personas. También se estableció que no era necesario abordar el Jumbo para colocar el explosivo, sino que se lo pudo haber colocado desde el exterior, lo que multiplicó la lista de sospechosos hasta hacerla casi interminable.

Desde el gobierno, el ministro del Interior, Antonio Tróccoli adjudicó la autoría del atentado a “mano de obra desocupada”, una expresión que acuñó para referirse a integrantes de grupos de tareas parapoliciales y paramilitares de la dictadura, pero no identificó a nadie.

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