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La desconocida historia del primer cumpleaños de Messi concentrado con la Selección: una pelea insólita, un castigo y un juramento

De 20 años que lleva como futbolista profesional, Lionel Messi pasó 12 cumpleaños concentrado con la selección argentina en medio de alguna competencia, incluyendo este, el N° 37, que lo encuentra sumergido en el sueño de volver a obtener la Copa América. El derrotero comenzó en el Mundial Sub 20 de Holanda 2005 y siguió en 2006, 2007, 2010, 2011, 2014, 2015, 2016, 2018, 2019, 2021 y ahora en Estados Unidos. Pudieron ser 13, si Qatar 2022 no se hubiera mudado a noviembre-diciembre por las temperaturas en la región.

Se trata de otro detalle que evidencia su profundo compromiso con la Albiceleste, que comenzó exactamente hace dos décadas (se cumplen el 29 de junio), con aquel amistoso ante Paraguay en el estadio de Argentinos Juniors para ahuyentar el interés de España por quedarse con el entonces talento emergente.

Su primer festejo de cumpleaños rodeado de futbolistas de Argentina ocurrió en 2005, en ocasión del Mundial que ganó el elenco dirigido por Francisco Ferraro y que representó una plataforma de despegue para el Pulga, goleador del certamen con seis tantos y elegido mejor jugador, a pesar de haber iniciado como suplente en el tropiezo (0-1) en el debut ante Estados Unidos.

Aquella noche, todo sucedió como era costumbre en la era Pekerman, que ya estaba a cargo del combinado mayor. La filosofía que José y su equipo de trabajo habían transmitido en las juveniles se trasladaba a todos los detalles, incluso a las celebraciones de cumpleaños. “Había siete ministerios conformados por los mismos chicos que se encargaban de distintas cosas. Y entre ellos había una comisión que se encargaba de recaudar dinero, otra de conseguir el regalo y otra de la torta”, detalla Gerardo Salorio, histórico preparador físico de aquella etapa dorada, que hoy, en su esencia, se replica en Ezeiza con Lionel Scaloni, Pablo Aimar, Diego Placente, Javier Mascherano, Bernardo Romeo y compañía.

El “que los cumplas feliz” sonó fuerte en el comedor del hotel, y el rosarino sonrió, tímido, ante el homenaje de Oscar Ustari, Nereo Champagne, Gabriel Paletta, Pablo Zabaleta, Lucas Biglia, Pablo Vitti, Fernando Gago, Sergio Agüero y Neri Cardozo, entre otras promesas que conformaban el grupo, que 24 horas después debía medirse ante España por los cuartos de final del torneo.

Salorio brindó una charla motivacional allí mismo, después de que Leo soplara la velita y recibiera la felicitación de los presentes. “Recuerdo que fue excelente, y los chicos mientras cantaban fueron subiendo a un ascensor muy grande que tenía el hotel para ir a las habitaciones. “Se mueve para acá, se mueve para allá”, cantaban”, evoca en diálogo con Infobae, antes de llegar al momento inesperadamente álgido de una escena inocente, con el fervor como protagonista.

“En el medio de los saltos, Garay le pegó de atrás a Messi y se corrió. Y atrás de Leo quedó (Gustavo) Oberman. Fue la única vez que vi a Messi muy enojado. Se dio vuelta y le pegó al que tenía ahí, a Oberman”, continúa con la narración quien debió mediar ante el inoportuno conflicto. “Cuando vi lo que pasó, los mandé a dormir. Pero no me cerraba que Oberman le hubiera pegado a Leo, se llevaban muy bien. Así que fui habitación por habitación para ver si alguien me contaba bien qué había pasado. Y ahí uno de los chicos me confirmó que había sido Garay”, amplía sobre su investigación.

Claro que la agenda exigía cerrar la grieta con tamaño desafío en el horizonte. “El ex árbitro Ángel Coerezza me había regalado un libro que hablaba de la adolescencia. Entonces lo bajé al momento de la activación que hicimos horas antes del partido. Los junté a los dos y los hice jurar arriba del libro que no iban a hacer estupideces”, se ríe Salorio con su solución salomónica. “Era un grupo muy lindo, muy sano. Fue el Mundial que más me divertí”, acota.

El propio Oberman había dado a conocer su versión del hecho en una entrevista con el sitio de TN. “Un día nos subimos muchos en un ascensor y empezamos a darnos golpes en la cabeza. Uno de esos golpes lo recibió Messi y creyó que yo había sido el culpable. Fue bastante fuerte, cosa que no le gustó nada. Ahí nos agarramos, pero nos separaron”, narró. “El enojo nos duró hasta el partido siguiente. Yo ingresé en el segundo tiempo y, cuando íbamos a sacar del medio, nos miramos y nos reímos. Ahí se acabó todo”, concluyó Cachete, que había comenzado la competencia como titular, precisamente, ocupando la plaza del ídolo que asomaba en el Barcelona.

El festejo de la Pulga en 2005, con el trofeo en la mano
El festejo de la Pulga en 2005, con el trofeo en la mano

Lo concreto es que los involucrados en la gresca cumplieron con la promesa a Salorio: Argentina ganó 3-1, con goles de Zabaleta, Oberman (a pase de la Pulga) y del propio Messi. Y aceleró en su camino al título. Fue la primera vuelta olímpica del delantero con la casaca de su país. Luego llegaron la medalla de oro de los Juegos Olímpicos en Beijing, la Copa América 2021, la Finalissima y Qatar 2022.

“Cuando veo todo lo que logró me genera orgullo y satisfacción, porque uno pudo aportar una pincelada en el cuadro. Cada vez que toca la pelota, sueño con que no se acabe nunca. Jugadores como él y Fideo Di María no tienen recambio”, pone en valor el profe lo que significa Messi, que como en 2005 y como cada vez que la Selección lo necesitó, pasa su cumpleaños concentrado y enfocado en el objetivo colectivo. Todo sea por otra porción de la torta de la gloria.

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