Cómo convertir un computador normal en un PC Gamer
Tener un PC gamer es una inversión muy alta y muchos cuentan en casa con un computador tradicional desde donde trabajan o estudian. Y aunque las capacidades de este ordenador no son muy altas, es posible adaptarlo para disfrutar de videojuegos recientes y antiguos.
Esta adaptación requiere de tiempo, saber elegir ciertas configuraciones y entender que hay limitaciones técnicas que son imposibles de superar, por lo que jugar a todo lo que sale continuamente es imposible debido a las exigencias de hardware y software.
Convierte tu computador normal en un PC para videojuegos
- Elige los juegos adecuados para tu hardware
El primer paso para convertir tu portátil en una máquina de juegos es elegir los títulos que mejor se adapten a su capacidad. No todos los videojuegos exigen lo mismo del hardware. Los juegos de alta gama, conocidos como títulos AAA, como EA SPORTS FC 24, pueden ser extremadamente exigentes, requiriendo potentes tarjetas gráficas y procesadores de alto rendimiento.
Sin embargo, no es necesario limitarse a estos juegos. Existen títulos menos exigentes que pueden ofrecer una experiencia de juego satisfactoria en un portátil estándar.
Los géneros también juegan un papel crucial. Por ejemplo, los juegos de combate por turnos, que no dependen tanto de la velocidad de los fotogramas por segundo (FPS), son más manejables en portátiles con especificaciones más modestas.
Un ejemplo claro es Ori and the Blind Forest, un juego que puede funcionar sin problemas, incluso en un equipo con características básicas. Es importante recordar que algunos juegos más antiguos también pueden ofrecer experiencias buenas y son menos exigentes.
- Ajustes técnicos para mejorar el rendimiento
Una vez seleccionados los juegos, el siguiente paso es optimizar los ajustes gráficos. Los jugadores que intentan correr títulos exigentes en un portátil común deben estar dispuestos a sacrificar algo de calidad visual a cambio de un rendimiento más fluido. Reducir la resolución de renderizado, bajar las configuraciones de calidad a niveles medios o bajos, y desactivar funciones avanzadas como el trazado de rayos puede hacer una gran diferencia en el rendimiento del juego.
Para quienes desean una mejora significativa sin sacrificar demasiado la calidad, invertir en un GPU externo, conocido como eGPU, puede ser una solución viable. Este dispositivo permite a los portátiles ejecutar gráficos más intensivos conectándose a través de puertos como Thunderbolt. Sin embargo, es crucial asegurarse de que el CPU del portátil no se convierta en un cuello de botella, lo que podría generar retrasos significativos en el rendimiento.
Además del GPU, la memoria RAM es otro componente fundamental en la experiencia de juego. La mayoría de los portátiles estándar vienen equipados con 8 GB de RAM, lo cual es suficiente para tareas cotidianas, pero puede quedar corto para juegos más intensos. Se recomienda expandir la memoria a 16 o incluso 32 GB, siempre y cuando el portátil lo permita.
- Optimiza el almacenamiento para un mejor rendimiento
El almacenamiento es otro aspecto que no debe pasarse por alto. La mayoría de los portátiles modernos vienen con un SSD de 512 GB, que es suficiente para un uso general. Sin embargo, los jugadores pueden encontrar otra limitación en este aspecto, especialmente si quieren tener varios juegos instalados simultáneamente. Para estos usuarios, se recomienda un SSD de 1 TB o más.
Si el portátil no soporta una expansión interna de almacenamiento, existen alternativas. Una opción es recurrir a plataformas de juegos en la nube como Amazon Luna o NVIDIA GeForce Now, que permiten jugar sin necesidad de instalar los títulos en el disco duro. Otra opción es adquirir un SSD externo, lo cual no solo liberará espacio en el portátil, sino que también puede mejorar los tiempos de carga de los juegos.
- Periféricos y accesorios
Transformar un portátil en una máquina de juegos no se limita solo a las mejoras internas, los periféricos y accesorios juegan un papel vital en la experiencia global. Uno de los primeros elementos a considerar es un dock USB-C, que expande las opciones de conectividad y, en algunos casos, permite la carga del portátil mientras se juega.
El teclado y el ratón del portátil, diseñados principalmente para tareas básicas, pueden resultar incómodos y poco precisos para jugar. Por lo tanto, invertir en un teclado mecánico y un ratón gaming es una mejora que vale la pena. Estos dispositivos están diseñados para ofrecer mayor precisión, mejor retroalimentación táctil, y son más duraderos bajo condiciones de uso intensivo.
Un headset gaming también es una inversión valiosa. Aunque los altavoces integrados en los portátiles han mejorado con el tiempo, no pueden competir con la calidad de sonido inmersiva que ofrece un buen par de auriculares.
Por último, para mantener el portátil funcionando de manera óptima durante sesiones largas de juego, es recomendable utilizar una base de refrigeración. Debido a su diseño compacto, los portátiles tienden a sobrecalentarse cuando se les exige demasiado, y una base de refrigeración ayuda a mantener las temperaturas bajo control, prolongando así la vida útil del hardware.