Los debates que deberá enfrentar La Libertad Avanza en un Congreso cada vez más adverso
Lo que hasta hace poco parecía impensado ocurrió. El oficialismo, que manejaba la agenda del Congreso de la Nación con rienda corta, acaba de pasar dos semanas en las que se mostró desarticulado y con poca capacidad de reacción. La oposición le hizo sentir el rigor y comenzó a demostrar que el período de gracia se está agotando.
El Congreso es la caja de resonancia de la política y está resonando fuerte. La falta de conducción partidaria por parte de Javier Milei y el rol de las cuentas libertarias en redes sociales al señalar y medir el “libertarismo” en la sangre de funcionarios y legisladores, choca de frente con la idea de que “no son una manada”. Como si eso no fuera suficiente, cada vez que aparece el Presidente lo hace para castigar, lo que está comenzando a tener el efecto contrario: ya no asusta, sino que cansa. Eso fue lo que ocurrió con los diputados Oscar Zago, Carolina Píparo, Marcela Pagano, Lourdes Arrieta y, en estos días, con el senador Francisco Paoltroni.
Sin embargo, el caso de la diputada mendocina puede ser el que termine por implosionar el bloque del oficialismo a tan solo ocho meses de haber asumido. La diputada, que llegó de la mano de los hermanos Menem —Lule y Martín— con el apoyo de Karina Milei, denunció por violencia de género a uno de sus colegas de bloque y acusó al titular de la Cámara de no protegerla y de tenderle “una cama” en relación con las consecuencias de la visita a los genocidas.
Este escenario, sumado a la reaparición de Mauricio Macri, quien instruyó votar en contra del DNU de inteligencia, se opuso a la postulación del juez Ariel Lijo para la Corte Suprema y señaló públicamente su mala relación con Santiago Caputo y Karina Milei, junto con las votaciones conjuntas de la UCR y Encuentro Federal con Unión por la Patria, adelanta que el Palacio Legislativo se está convirtiendo en un lugar poco amigable para los libertarios.
Las próximas semanas serán cruciales para determinar si estos posicionamientos de los hasta ayer dialoguistas se mantendrán o si la Casa Rosada logrará reencauzar el diálogo. Lo cierto es que muchos legisladores y gobernadores no encuentran beneficios en ese diálogo. “Los acompañás, les trabajás las leyes y te mandan a su gente para putearte”, explica un legislador. “Mando a mis diputados a acompañar al oficialismo y después no te bajan ni una obra. No tiene sentido”, reconoce un gobernador que mantiene buen diálogo con el Ejecutivo.
La prueba de fuego se verá en los próximos días con varios temas que incomodan al Gobierno. Por un lado, los radicales y Unión por la Patria en el Senado ya impusieron que en la próxima sesión se tratará el proyecto de ley, con media sanción de Diputados, sobre los presupuestos universitarios, tenga o no dictamen de comisión. A esto se suma que en el peronismo ya aseguran que en esa misma sesión se buscará rechazar el DNU 656/2024, que ya fue votado en contra en Diputados y cuenta con el apoyo de senadores de la UCR y del PRO, que en la Cámara Baja dieron quórum y votaron junto a Unión por la Patria, la Coalición Cívica, la izquierda y Encuentro Federal.
El punto clave para el Gobierno en la Cámara Alta es la postulación del juez Ariel Lijo para la Corte Suprema, donde incluso cuenta con la oposición de senadores propios, como Paoltroni, y de la vicepresidenta Victoria Villarruel. Sin embargo, a pesar de esto, los votos para aprobar el pliego estarían garantizados.
La idea de que votar algo junto a los bloques kirchneristas, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, era una mancha venenosa parece empezar a diluirse. Los legisladores de los bloques “dialoguistas” comienzan a perder la paciencia. “Hay un cambio de actitud. Se dio una conversación en una reunión de bloque donde uno dijo que había que ir a hablar con otro bloque dialoguista, y un tercero le respondió que eso lo tenían que hacer los libertarios, que se hagan cargo. Eso, hace un mes atrás, no pasaba”, explicó un legislador.
En Diputados también se presentan varias discusiones fuertes por delante. Por un lado, el proyecto del Ejecutivo, que llega con el impulso de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, para bajar la edad de imputabilidad a los 13 años. Hasta ahora, todos los bloques —PRO, UCR, UP, CC, EF— se han mostrado reacios a llevarla a esa edad y han presentado iniciativas que establecen la imputabilidad a partir de los 14 años, marcando diferencias con la implementación de las modificaciones del régimen penal juvenil.
Otra norma del Ejecutivo que también genera rechazos, al menos en las comisiones, es la de modificar la ley de seguridad interna para que las Fuerzas Armadas participen en caso de un acto de terrorismo dentro del territorio, para “restablecer la seguridad interior patrullando las calles, controlando personas y vehículos, colaborando en puestos de control fijos o móviles, vigilando instalaciones y deteniendo en flagrancia”.
Desde la oposición señalan que la Constitución ya permite, en algunos casos, la intervención de las Fuerzas Armadas y entienden que otorgarle a un ministro la potestad de que su simple pedido habilite ese accionar “es permitir un Estado de Sitio encubierto. Este es un gobierno que trató de terroristas a un grupo de diputados a los que les tiró gases en la cara”, en referencia a los legisladores de UP que estuvieron en la calle cuando se votó la Ley Bases.
A estas leyes se le sumará —más precisamente el 15 de septiembre— la Ley de Presupuesto 2025, que el Ejecutivo debe enviar al Congreso. Aunque en este caso influyen mucho más las conversaciones con los gobernadores, principalmente por la discusión sobre las obras de infraestructura y los subsidios, será otro de los momentos difíciles.
”El escenario está cambiando. No tienen conducción política, una columna que los abroquele. Internamente están peleados, lo de Arrieta y Paoltroni es un ejemplo, pero se suma el cansancio de los demás. Macri y su frase de que hace 8 meses que nos boludean es un ejemplo de eso. Este parece ser un nuevo Congreso y una muestra de ello es que anuncian que van a mandar leyes y no lo hacen, sino, ¿dónde está Hojarasca de Federico Sturzenegger?”, explicaba un radical que se siente más cómodo en el rol de opositor de los libertarios.