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Arde la interna en la tribuna de Gimnasia: las inquietantes amenazas de las dos barras que se disputan el poder

Marcelo Amuchástegui vive en La Plata y tiene 36 años. Dicho así no representa nada para la gran mayoría de la gente. Si se agrega el dato que es hincha de Gimnasia y su padre se llamaba igual, en la Ciudad de las Diagonales ya empieza a tenerse en claro de quién se está hablando. Y mucho más cuando se conoce el sobrenombre de su progenitor: el Loco Fierro, el mítico jefe de la barra brava del Lobo, uno de los personajes más renombrados en la historia del mundo barra.

Pues bien, con esos pergaminos y después de mucho tiempo, Amuchástegui hijo reclama la herencia. Que no es otra cosa que el puesto de mandamás en el paravalanchas. El clima interno viene recalentándose desde el comienzo del nuevo torneo y ahora le lanzó un ultimátum a Cristian El Volador Camilleri, sucesor de su padre y jefe hace 25 años: se acabó su tiempo, armé la banda con la vieja guardia y el próximo lunes contra Argentinos Juniors vamos a ir a la cancha así que te invito a bajarte voluntariamente para que no haya derramamiento de sangre tripera. No hay que tener mucha imaginación para adivinar la respuesta del Volador: “No tenés ni el uno por ciento de los huevos de tu viejo, sos un ortiba y las vas a tener que ganar solito”. Así las cosas, hay una guerra planteada que pone en vilo a media capital provinicial.

El desafío se dio por redes sociales después de un par de semanas intensas con acusaciones cruzadas y hechos que podrían haber adelantado la batalla final, como cuando en la cancha de Lanús, la semana pasada, en el triunfo frente a Barracas Central por Copa Argentina, no llegaron a cruzarse de casualidad. El hijo del Loco Fierro acusa al Volador de haberse enriquecido con la tribuna mientras dejaba a la mayoría de la barra comiendo de sus migajas; en tanto que Camilleri le reprocha Amuchástegui que para armar su ejército actual recurrió a hombres de la barra de Estudiantes de La Plata, más precisamente a Iván el General Tobar, quien además maneja una parte de la filial de la UOCRA de La Plata, enfrentada a la seccional de la familia Medina, sí, la del Pata, a la que se relaciona como fuerza de choque de la facción oficial. En el medio está la Policía que juega para el mejor postor y la política: el Volador manejó cooperativas en los tiempos de la primera intendencia de Julio Alak y sobre todo cuando mandaba la familia Bruera, mientras que a Amuchástegui se lo pega al ex intendente local Julio Garro.

En realidad es una pelea casi familiar. Marcelo Amuchástegui padre gobernó la popular tripera hasta 1991, cuando cayó muerto en un enfrentamiento en Rosario con la Policía Santafesina. Su segundo era José Luis Torres, alias El Negro José Luis, al que la leyenda le atribuye ser La Bestia Pop de la canción de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Sus figuras se agigantaban porque eran considerados el terror de la Bonaerense. Y los dos que seguían en la línea sucesoria eran el Volador Camilleri y Fernando Sánchez, alias Torugo. Tras el deceso de ambos líderes se quedaron con la tribuna. Alguno de los hermanos de Fierro reclamó el lugar y al principio tuvo injerencia aunque después, en la etapa de Juan José Muñoz como presidente, se dedicó más a la política en el club y también en la ciudad. Desde ese momento, Camilleri terminó cimentando un poder gigantesco, a punto tal que todavía se lo recuerda como el único jefe barra que jugó un partido con el equipo profesional en un amistoso benéfico entre el Gimnasia dirigido por entonces por Pedro Troglio contra un seleccionado de estrellas entre los que estaba, por ejemplo, Enzo Francescoli. Eso fue el 7 de julio de 2015. Y pasaron nueve años más hasta que alguien se atrevió a discutirle ese poder. Y ese alguien no es cualquiera: es una persona que porta el apellido que más se ve en el estadio Juan Carmelo Zerillo, porque la bandera que cruza toda la popular sigue siendo, como antaño: “La banda del Loco Fierro”.

A Camilleri, que fue uno de los fundadores de la ONG barra Hinchadas Unidas Argentinas, que tiene gente repartida en la Municipalidad, el Mercado de Abasto, el sindicato de Taxistas y maneja planes sociales en los barrios Churrasco, Ringuelet, La Favela y Arroyo el Gato, le empezó a salir cara su impunidad y la soberbia que le adjudican en el trato con la gente. Sorteó varios intentos de bajarlo del pedestal y dos balazos en su cuerpo son testigos de ello pero ahora parece que la mano viene mucho más fuerte. El primer indicio se dio a principios de mes, cuando antes del partido contra Rosario Central en el Bosque aparecieron panfletos por todos lados acusándolo a él de estar aliado con el actual titular del club, Mariano Cowen, y de robarle dinero a la institución. Nunca antes se le habían animado de esa manera.

El Volador supo entonces que el caso había que tomarlo con la seriedad necesaria y lo hizo a la manera barra: sabiendo que al partido siguiente de local podía haber problemas serios, le dijo a su segunda línea que fuera preparada. La Policía tuvo el dato y a tres de sus secuaces (Federico Agueda alias Gareca, Roberto Arcajo alias Ruli y Marcos Núñez alias el Zurdo) los detuvieron en un auto cuando iban a la cancha munidos de armas de fuego y facas. Cuando se supo de la detención, Camilleri mandó a rescatarlos y hubo un ataque a la comisaría de Ensenada, donde finalmente dos terminaron liberados y uno sólo detenido, el Zurdo Núñez. Pero para cuando el Volador llegó a la cancha, vio que uno de sus hombres había tomado su lugar, el Pepe Vega, y eso no le gustó demasiado: hubo una pelea a la vista de todos y la situación quedó en estado de alerta.

Así planteadas las cosas, varios fueron a tocarle la puerta a Amuchástegui hijo, a quien la facción oficial, pero también la seguridad deportiva, lo ve aliado en las internas sindicales al grupo de Ivan Tobar, el jefe de la barra de Estudiantes y al mismo tiempo hombre fuerte de un sector de la UOCRA. Amuchástegui, hijo del Loco Fierro, habló con sus tíos, también con gente de la vieja guardia, entre ellos Torugo Núñez, y vio que el descontento con el Volador era general. Entonces decidió dar la cara. E hizo un video por las redes sociales avisándole al jefe que sus días estaban contados. En Lanús no se cruzaron por milímetros pero todo siguió escalando a punto tal que aparecieron nuevos videos en los que se juran la batalla final. Uno, Fierro junior, le dice que se baje y evite el innecesario derramamiento de sangre en la propia barra. El otro le responde que si tiene lo que en el mundo barra se supone que hay que tener, haga lo que corresponde. Y en el medio están los hinchas de verdad que esperan que todo se salde antes del próximo lunes, cuando Gimnasia reciba en el Bosque a Argentinos y la bomba pueda estallar.

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