De vender cosméticos a lograr que un argentino corra en la Fórmula 1 luego de 23 años: la historia de la manager de Franco Colapinto
Varios proyectos y programas pasaron en los últimos 23 años para que un argentino pueda volver a correr en la Fórmula 1. La irrupción de Franco Colapinto renovó la ilusión y desde 2019 su carrera es manejada por una empresa europea. Una de sus managers es la española María Catarineu, quien se transformó en el motor en la campaña del joven bonaerense de 21 años. Una vez que terminó el colegio hizo de todo y confiesa que los fanáticos argentinos son de lo mejor que le pasó en su vida profesional.
“Con 18 años comencé a trabajar en la Bolsa de Nueva York unos diez años y como no tenía tiempo para tener hijos quise tener un trabajo más relajado. Creé una empresa de cosméticos, trabajé con el Real Madrid y el tema de experiencias para el mercado asiático”, introduce María en diálogo con Infobae.
Aprendió mucho en el ámbito de los negocios, pero su deseo de ser madre pudo más. “En la Bolsa de Nueva York estaba un banco español de Madrid. Comencé a los 18 años y me fui con 28. Hacía trading, que es un producto derivado que sale de las acciones del mercado. Cuando me casé, quedé embarazada”. Fue entonces que el deseo de formar una familia cambió los planes: “Como viajaba por Europa, Nueva York y también fuimos a hacer la apertura a Japón, llegó un momento que el trabajo era incompatible con el tema de ser madre. Decidí que era una etapa de mi vida cerrada, más allá de que la pasé bomba y se gana mucho dinero y es divertido. A los 28 decidí focalizarme en ser madre”.
Más tarde se reinventó como emprendedora y relanzó un producto basado en un negocio familiar de varias generaciones. “La familia de mi padre trajo en el Siglo XVIII el Jabón de Marsella a España, que tiene que estar hecho con aceite de oliva. Entonces mi familia inventó el Jabón Castilla. Por muchas generaciones mi familia se dedicó al mundo del jabón y mi padre, que era ingeniero industrial, decidió no continuar después de siglos de historia familiar”, explica antes de relatar por qué quiso recuperar esa tradición: “Lo vi y dije ‘esto es perfecto para mí’. Le pregunté a mi padre si él estaba de acuerdo con volver a relanzar los jabones y él lloraba y me decía ‘ya me puedo morir tranquilo porque no he sido yo el que acabó con el negocio’”.
Al comienzo el tema tuvo éxito, aunque más tarde tuvo que dejarlo: “Empecé enseguida con algunos productos que anduvieron muy bien y comencé a exportar a Japón y otros países de Asia. Basándome en lo que había hecho mi familia creé un producto más moderno que era muy bueno para la piel. Pero en ese momento era muy joven, tendría unos 30 años, y no tuve pulmón financiero para seguir invirtiendo y no existían las redes sociales, caso contrario el producto hubiese sido mucho más masivo”.
No se rindió y fue por otro camino. Apostó al fútbol con la base en el Real Madrid y algo más: “‘Mis’ japoneses de los jabones me dijeron ‘los jabones son muy bonitos, pero yo quiero el Real Madrid’. Entonces monté una empresa llamada Real Experience que lo que hacía era acercar a clientes asiáticos a una vivencia más allá de un partido de fútbol. Traíamos familias y grupos enteros a conocer Madrid; hacer temas culturales, actividades para niños, o culinarios porque la gastronomía española es muy conocida en Japón, pero cambié ese trabajo porque me llegó la oferta de Drivex (equipo de competición) y me sedujo un montón. Quise dar un paso más y me sumé en 2015″.
Se metió de lleno en el deporte y llegó al mundo del automovilismo. Fue de la mano de un equipo que estuvo asociado a Fernando Alonso, el bicampeón mundial de F1 en 2005 y 2006. “Me hicieron una propuesta del equipo Drivex, que es español, y al principio colaboré en el tema económico y me enamoré de las carreras. Dije que ‘esto es donde yo me siento bien’. También soy una enferma del deporte y yo trato de dar todo de mí para que el piloto pueda estar cómodo en el equipo y en una edad en la que son adolescentes y la responsabilidad es muy grande”.
Con el team Drivex, Colapinto logró el título de la Fórmula 4 Española en 2019 y comenzó a escribir su historia grande en Europa. María cuenta la anécdota de cómo se conocieron y por qué lo sorprendió desde su primera carrera en autos. Cabe recordar el oriundo de Pilar primero emigró a los 14 años a Europa para correr en karting. “Franco es distinto porque fue un bombón desde el día número uno. A mí me dijo mi jefe que iba a venir un chico a hacer una carrera en Navarra y no tenía ninguna experiencia en autos. Entonces planteé ‘¿por qué mejor no hacemos unos días de pruebas y después la carrera?’ La respuesta fue que el padre quería que corriera sí o sí. En mi primera conversación con Aníbal (padre de Franco) lo intenté convencer de ‘¿por qué el dinero para esta carrera no lo inviertes en unos días de tests?’ Pero no hubo caso. Aunque vi a ese niño humilde con una libreta que lo apuntaba todo y en carrera los destrozó a todos. Su actitud, el trabajo, el resultado… Fueron un antes y un después. Ahí a Jamie le dije ‘a este niño lo vas a ayudar’. Él me dijo ‘genial, pero tú dejas tu trabajo y me ayudas con esto’. Dejé Drivex y la historia ya la conocen todos”.
Catarineu se unió a Bullet Sport Management, la empresa que maneja la campaña de Colapinto. Ahí nació la relación de piloto argentino con María y su pareja, el ex píloto escocés Jaime Campbell-Walter, quien fue campeón británico de Gran Turismo, de FIA GT y del Mundial de Endurance en la clase LMGTE Am. Sobre cómo es trabajar juntos indica que “el hecho de que seamos pareja es un súper plus y por cómo trabaja Bullet es una familia y a mis pilotos los quiero como si fuesen mis hijos, desde su aspecto privado y profesional. En el caso concreto de Franco, más que a ninguno. Nuestra vida está volcada a estos seis chicos y muchas veces es difícil conciliar una vida familiar con esta profesión en la que te subís a un avión, te bajás y te subís a otro. El hecho de que seamos pareja ayuda porque si tuviese que hacer todo sin él a lo mejor me cansaría más, pero al ir con él estamos para animarnos justo en este trabajo en concreto, que se trata de cumplir los sueños de seis personas”.
A medida que forjó su trabajo en el automovilismo también se enamoró de este deporte: “Me obsesionó por la cantidad de factores que intervienen en un equipo. Las máquinas y seres humanos. El deporte que más cerca estuve de forma profesional fue el fútbol y ahí también tenés un trabajo en equipo con los jugadores y el entrenador, los fisioterapeutas, pero en el automovilismo está la máquina, el auto, que se puede romper, está el trabajo de los ingenieros, los mecánicos que los he visto quedarse sin dormir. Luego está el piloto, un ser vivo con una cabeza, emociones, su familia, con muchos factores juntos que cuando lo ves es un podio es adictivo”.
Entre las historias que la marcaron destaca que “nos pasó de un piloto de destrozar un auto en una práctica libre y que los mecánicos se quedaron trabajando toda la noche y yo teniendo que ir a comprar comida por donde se pueda, o de repente buscarles unos helados porque se están muriendo de calor. Es una parte interna del equipo, porque en el automovilismo se trabaja por dinero, es cierto, pero hay mucha pasión que lleva a la superación de quienes integran un equipo. Por eso apuntamos a que los pilotos sepan hablarles a los mecánicos, porque son personas importantísimas; cuanto más conexión tengan con el piloto, más cariño tendrán con el coche y mejor saldrá todo”.
María es intensa, competitiva, alegre, luchadora, con fuerte personalidad y carismática. Cada vez que habla suele dejar títulos y siempre estuvo convencida de que Colapinto iba a correr en F1. En el camino a concretar ese gran sueño valoró el apoyó esencial de los fans y el fenómeno que se armó en las redes sociales para conseguir presupuesto. “El cariño de los argentinos es de lo mejor que me ha pasado en mi vida a nivel profesional. Este trabajo es muy sacrificado, te faltan horas de sueño, cuando podés hacer feliz a la gente eso no es común en un trabajo. Estoy agradecida a los sponsors, a MP Motorport (el equipo de Franco en Fórmula 3 y Fórmula 2), pero hasta aquí nos llevaron los fans”.
Cada vez que Franco buscó presupuesto sus seguidores lo hicieron tendencia en X (ex Twitter) y generaron un impacto que llevó a que las empresas argentinas se sumen para apoyar al piloto bonaerense. “Argentina le está dando un ejemplo al motorsport y a la FIA (Federación Internacional del Automóvil) de cómo tienen que funcionar las cosas. Con Franco se demuestra que es un negocio que se puede explotar y se puede apasionar. Para otros pilotos de la Fórmula 2 o en el WEC (Campeonato Mundial de Endurance) que es también donde estamos y les decimos ‘tienes que hacer algo con tus sponsors para devolverles a los fans’”
Su vínculo con la Argentina no es solo por su pupilo, ya que su hija estudia en el país. Cada vez que María está de visita degusta asados y otras delicias. En los últimos años sus lazos se fortalecieron y como profesional acaba de conseguir lo máximo ya que Colapinto correrá con Williams en la Fórmula 1 desde este fin de semana. “Franco cambió nuestras vidas y nosotros pudimos cambiar la suya”, concluye Catarineu, quien también cambió la vida de millones de argentinos amantes del automovilismo.