Así vivió una joven porteña el ataque de Irán a Israel desde su refugio: “Vivimos en un trauma permanente”
Denise Segalis tomó una decisión en enero de 2020 que le cambió la vida para siempre. En ese momento tenía 29 años, había estudiado Comunicación en la UADE y veía su futuro desde Belgrano, en Buenos Aires. Cuando todavía el coronavirus era algo que sólo sucedía en China, la chica agarró su valija y se fue a vivir a Israel. “Tenía una visa de trabajo y mi idea era quedarme por 6 meses para hacer una experiencia -explica en diálogo telefónico con Infobae-. Empecé a trabajar en turismo. Vivía una vida normal. Trabajaba, salía y hasta iba a la playa. En esa época, Tel Aviv era una ciudad que casi no tenía descanso. Repleta de turistas y jóvenes de todo el mundo. Un lugar muy abierto a todos”.
En ese último verano porteño prepandémico, Denise se había cansado de la inseguridad porteña. “Me habían robado tres veces el celular en muy poco tiempo -narra y se da cuenta de la ironía de cambiar Buenos Aires por un país en guerra casi constante-. No fueron hechos violentos, pero hacía que saliera con miedo. Entonces, sin imaginar lo que iba a vivir después elegí Israel. Al ser de familia judía, aunque no soy religiosa, me resultó muy fácil conseguir la visa de trabajo primero y el pasaporte después. Hoy ya soy ciudadana israelí”.
El día que todo cambió
Todo venía bien para Denise y los 6 meses se convirtieron en ya casi 5 años en Medio Oriente. El cambio abrupto lo vivió el 7 de octubre del año pasado, cuando Hamas cruzó la frontera y atacó a civiles en los kibutz del sur de Israel y perpetró una masacre en una fiesta electrónica que se realizaba en el desierto a pocos kilómetros de la Franja de Gaza. “Desde ese día vivimos en una angustia casi constante. Los turistas dejaron de venir a Israel. Tel Aviv dejó de tener ese ritmo frenético que había experimentado desde mi llegada a Medio Oriente”, cuenta Denise. Con el fin de los viajeros, la joven volvió a la comunicación. Se dedica ahora al manejo de las redes sociales de una empresa.
Al mismo tiempo, vio la necesidad de comunicar lo que pasaba en Medio Oriente para el público de América Latina. Creó junto a una amiga la cuenta Yalla Wanderer. “Lo que vivimos esas semanas después del 7 de octubre fue lo peor de toda mi estadía en Israel -explica Denise-. Fueron unos 6.000 terroristas que invadieron nuestro territorio. Y todo el tiempo pensamos que podían llegar hasta Israel. Vivíamos dentro de los refugios por los ataques de cohetes”.
Denise no olvidará jamás el estruendo que produjo uno de esos cohetes que cayó a dos cuadras de su departamento en el centro de Tel Aviv. Una de esas calles que la chica había caminado tanto, ese local de falafel o ese negocio en el que compraba frutas y saludaba al vendedor podría ya no existir por efecto de una bomba. “El ruido que generó no me lo voy a sacar más de la cabeza. Me hizo replantear si voy a seguir viviendo en Israel mucho tiempo más. Por ahora me quedo. Pero todo este año que vivimos me hizo que lo piense muchas veces, Quiero ver hasta donde me llega mi salud mental”, sostiene la joven.
Los padres de Denise la visitaron en Tel Aviv. Muchas veces durante todo este año le pidieron que se vuelva a la Argentina. La chica decidió quedarse, por ahora, en Tel Aviv. Allí tiene un novio español y amistades que forjó a lo largo de estos casi 5 años de aventuras en Medio Oriente. “Los israelíes son personas muy cálidas y abiertas. Parecidas a los latinos -resalta la chica-. Eso si, tienen una fuerza de voluntad y resistencia mayor. Hay que entender que viven rodeados de enemigos que todo el tiempo quieren hacer desaparecer a este país y a su gente”.
En muy poco tiempo conoció de primera mano lo que es vivir en un país en guerra. “Todo el tiempo está presente el trauma por la pérdida de un amigo, un hijo o por los secuestrados en la Franja de Gaza -explica Denise-. Está también los soldados que cruzan a la zona palestina o al Líbano ahora en el norte. La angustia de todas sus familias”. La joven hace terapia una vez por semana e intenta de esa manera procesar todo lo que le sucede. Se sonríe y hace silencio cuando el periodista de Infobae le pregunta si no extraña la inseguridad porteña.
La vida en el refugio
Esta semana, la joven argentina volvió a vivir una situación extrema en su departamento de Tel Aviv. El 1° de octubre las sirenas fueron mucho más fuerte y en todo el país. Irán había lanzado un ataque con alrededor de 180 misiles sobre todo el territorio israelí. “Una vez que te avisa la aplicación, en Tel Aviv tenemos un minuto y medio para llegar hasta un refugio. En mi caso, mi habitación funciona como búnker”, cuenta.
La chica se encerró junto a su novio y su amiga en el refugio de su departamento. Desde allí, tras las alarmas, llegó el silencio y luego los estruendos de los misiles que chocaban contra la cúpula de hierro israelí. “El peor momento es cuando no hay ruidos, porque después de eso ya sé que llega un cohete que puede llegar a caer en alguna parte de la ciudad”, confiesa Denise.
Allí en la habitación, los jóvenes se sacaron una selfie y charlaron de la vida para pasar el tiempo. “Hacíamos algún chiste para pasar el rato”, cuenta. Apenas pasó el ataque, salieron y compartieron una cena con una botella de vino. “En el momento no te das cuenta por la adrenalina, pero el cuerpo sufre la tensión. La mañana después del ataque me tuve que quedar en la cama un rato más porque no podía mover las piernas”, admite.
Peor que el bombardeo de misiles, para Denise fue el ataque terrorista que dejó 7 muertos ese mismo día. “Te genera como una idea de inseguridad. De temor constante cuando estás en la calle. No sabés si la persona que está armada y camina al lado tuyo es un terrorista que te puede atacar”, explica la joven.
¿Y el día después? Denise relata que los israelíes volvieron a salir a las calles y hacer los preparativos para festejar Rosh Hashaná. Hay poco movimiento porque es víspera del festejo del año nuevo 5785 para los judíos, pero la idea es demostrar que siguen adelante. “Es increíble este pueblo. Muchas veces me sorprende. Ayer estábamos en los refugios viendo explotar misiles sobre nuestras cabezas y hoy podés estar haciendo una compra o preparando alguna comida para la cena”, sostiene Denise.
Desde su llegada a Israel, Denise vivió una pandemia y el ataque brutal de Hamas del pasado 7 de octubre que cambió su vida para siempre. Aprendió a estar atenta a la aplicación que le marca las alertas por bombardeos y a esperar el estruendo tras el silencio en las noches de ataque. Por ahora, ni las bombas ni los temores a cruzarse con un terrorista en las calles de Tel Aviv la hicieron desistir de vivir en Medio Oriente. “Muchos días me siento viviendo en una especie de realidad paralela”, admite la joven. Allá a lo lejos quedó la chica porteña que pensó que se iba a Israel por apenas 6 meses.