“Sos una loca”: el macabro caso de la mujer detenida por permitir que un ex funcionario viole a su hija durante 11 años
Jorge Eduardo Garzón sabía que el día vendría. Abogado, de 66 años, un funcionario de tercera línea de la Defensoría General bonaerense, fue detenido esta semana en La Plata por la Policía de la provincia luego de seis años de investigación en su contra. La acusación era bestial, horrible: abuso sexual con acceso carnal agravado, gravemente ultrajante, en concurso real con corrupción de menores, violar a una menor de su familia.
La violó, según la imputación, durante once años.
Los abusos, según el testimonio de la víctima, comenzaron cuando ella tenía cuatro años, poco después de que Garzón entró a su vida. Duraron hasta sus 15, cuando pudo relatar lo que vivió a un tío paterno, que hizo la denuncia, hoy investigada por el fiscal Gonzalo Petit Bosnic, titular de la UFI N°3. Se incrementaron en intensidad a lo largo del tiempo. Declaró cómo retuvo en su mente, hasta hoy, la primera vez que la tocó. A los 12 años de edad, aproximadamente, el ex funcionario la habría violado por primera vez, un abuso con acceso carnal, el primero de supuestamente tantos.
Garzón fue detenido por el área de Delitos Complejos de la Bonaerense en su casa. Se llevaron su Chevrolet Aveo para peritarlo. No fue el único detenido. Junto a él, se llevaron a una mujer de 44 años, que cobra una pensión, beneficiaria de una AUH. A esta mujer, Petit Bosnic la acusa de encubrimiento agravado. La considera una coautora de los abusos.
La víctima, hoy mayor de edad, recordaba un diálogo recurrente con esta mujer, cuando se lo decía:
-Sos una loca, una psiquiátrica, lo estás inventando todo, ¿no ves que me lastimás?
-Pero…
-Sos una loca, inventás, ¡callate, callate!
El agravante de su acusación es por el vínculo. La detenida es la madre de la víctima. De acuerdo a la acusación, lo supo todo, desde siempre. Y lo permitió. Pero la víctima, al menos según las pericias no mentía. Accedió a ser entrevistada por psicólogos de la Asesoría Pericial de la Procuración, que determinaron el estrés postraumático evidente en su relato, desprovisto de fabulaciones.
“La mujer mantenía que su hija mentía como estrategia permanente para blindarse, cuando le había relatado muchas veces los abusos que habría sufrido”, asegura un investigador clave de la causa: “La madre avalaba desde la omisión. Había, tal vez, un disfrute. No había una relación de sumisión entre Garzón y la mujer, donde no le quedaba otra que aceptar el abuso de su hija. No hay indicios de vulnerabilidad, como ocurre en otros casos. Aquí, acompañaba la violación sistemática de su hija”. Los hechos, parte de la cotidianeidad, siempre ocurrían en la casa donde la menor vivía con su madre.
Tras la denuncia, la joven logró dejar ese hogar, para vivir con familiares en otra provincia. Garzón y la mujer se negaron a declarar ayer por la tarde. El pedido de prisión preventiva en su contra, estiman fuentes judiciales, es solo cuestión de tiempo.