“Es una forma de abuso infantil”: el estudio que plantea un debate sobre la práctica de rugby en las escuelas
Dos siglos después del nacimiento formal del rugby como deporte, un estudio reciente realizado por académicos de las universidades de Winchester, Nottingham Trent y Bournemouth considera que este deporte, junto con el boxeo, debería prohibirse para menores de 18 años debido a los riesgos de lesiones cerebrales. El informe sugiere que padres y organizaciones no entienden completamente el peligro al que exponen a los niños, calificándolo como una “forma de abuso infantil”.
Según publicó el diario británico The Times, la investigación argumenta que las organizaciones deportivas están preparando a los adultos para ignorar las consecuencias de estas actividades y que las escuelas que incluyen el rugby en su currículum no buscan el consentimiento informado de los niños, quienes podrían sufrir lesiones que afecten su vida futura. Los académicos analizaron evidencia médica sobre deportes que pueden causar lesiones cerebrales graves y concluyeron que el daño contraviene las leyes contra el abuso infantil.
El profesor Eric Anderson, de la Universidad de Winchester, líder del estudio, agregó que cualquier disciplina para niños no deberían generar impacto intencional a sus cerebros y tendrían que enfocarse en la diversión, la salud y el desarrollo social en lugar de prepararlos para competir en la élite. La investigación, que será publicada en la revista Sports, Ethics & Philosophy, incluyó a dos sociólogos y dos psicólogos, quienes destacaron que ni niños ni adultos pueden dar un consentimiento informado legal para la participación en deportes de contacto.
“Estos choques causan daños cognitivos y aumentan el riesgo de enfermedades neurodegenerativas y demencia; son, por tanto, abusivos para el cerebro de un niño. La percepción cultural es que golpear a un niño fuera del deporte es un abuso, pero golpear a un niño en el deporte es de alguna manera socialmente aceptable. Estamos intentando cambiar esta situación. No importa cuál sea el contexto social, el cerebro sufre daños en ambos casos”, explicó en charla con el periódico inglés.
El estudio presentado por estos especialistas marca una diferencia entre los deportes “que incluyen impacto físico por diseño y otros deportes en los que las colisiones ocurren por accidente”. La periodista Nicola Woolcock, a cargo del artículo en el diario, aclara que las recomendaciones están dirigidas a niños, al mismo tiempo que marca diferencias entre “entre los deportes de contacto que apuntan a la incapacitación y aquellos como el rugby en los que la pérdida del conocimiento es una consecuencia indeseable de la naturaleza del juego”. Sin embargo, afirma que “ningún golpe de conmoción en la cabeza es benigno”, expresando la preocupación por la contribución de estos sucesos a un daño que puede decantar en enfermedades posteriores puntualizando en ejemplos como “demencia de aparición temprano, el parkinson y problemas con la memoria”. Además, sugiere que quienes comienzan a jugar rugby desde jóvenes están más expuestos al trauma cerebral que aquellos que inician la práctica como adultos.
El estudio también criticó a los deportes juveniles por servir de canales hacia organizaciones profesionales orientadas al lucro, describiendo este proceso como un modelo de “adoctrinamiento” deportivo.
Ante estas afirmaciones, un portavoz de la Rugby Football Union aseguró que el bienestar del jugador siempre ha sido y seguirá siendo su máxima prioridad, destacando que el rugby en las escuelas y clubes en Inglaterra se presenta en diferentes formas: contacto completo, contacto reducido y sin contacto. La RFU ha estado a la vanguardia en la vigilancia, educación y modificación de reglas sobre conmociones cerebrales e injurias, gestionando proactivamente el bienestar de los jugadores.