James Rubin: “Rusia y China realizan operaciones de desinformación en forma encubierta en la región”
James Rubin llegó hace 48 horas en su primera visita oficial a Argentina como enviado especial del gobierno de Estados Unidos en el combate contra la desinformación a nivel global. Ex portavoz de la Casa Blanca durante la presidencia de Bill Clinton, es el coordinador del Global Engagement Center (Centro de Compromiso Global) del Departamento de Estado. Se trata de un organismo dedicado a detectar y contrarrestar la propaganda política y la desinformación originadas en usinas estatales y no estatales extranjeras. Desde 2016 se focaliza en rastrear campañas propagandistas de Rusia y China en la región, exponerlas y apoyar acciones para combatirlas.
Para este funcionario norteamericano con rango ministerial, “la desinformación es el nuevo desafío en la era de la información”. Y pone el foco en Rusia y China que, “como países autoritarios, aislaron su espacio informativo del resto del mundo, porque no creen en la libertad de expresión” y, a la vez, “buscan manipular la información” en distintas regiones y países del planeta, entre ellos, en Argentina. ¿El objetivo? “Socavar a Estados Unidos” y “los valores que comparte con el resto de los países democráticos”.
En ese sentido, da detalles de la campaña promovida desde el Kremlin en América Latina para, en forma encubierta, buscar tergiversar los hechos de la invasión rusa a Ucrania que derivó en el comienzo de la guerra con ese país, y el supuesto rol de Estados Unidos en el conflicto. Busca erosionar, así, el apoyo de distintos presidentes latinoamericanos – como Javier Milei – a la nación ucraniana a través de la difusión de información falsa.
Rubin es profesor visitante en la Universidad de Columbia de la Escuela de Asuntos Internacionales y Públicos y fue asesor de política exterior de Hillary Clinton y del ex presidente Barack Obama. Trabajó como comentarista internacional de noticias en radio y televisión, y es un colaborador habitual de varios periódicos estadounidenses y europeos. Con una apretada agenda de solo tres días en Buenos Aires, participó del Hackathon 2024 que se desarrolló hasta ayer en esta Ciudad, y se reunió con funcionarios del Gobierno para analizar “esfuerzos bilaterales” destinados a contrarrestar la manipulación informativa promovida desde el extranjero. Entre ellos, con Gerardo Díaz Bartolomé, responsable de la comunicación estratégica y vocero de la Cancillería, y Eduardo Serenellini, secretario de Prensa de la Presidencia de la Nación.
También mantuvo encuentros con representantes de la sociedad civil y referentes de medios de comunicación para enfatizar la importancia de su rol en el combate contra la desinformación. Ayer al mediodía dialogó con Infobae, antes de hacer una pausa para almorzar en un emblemático restaurante cercano a la Embajada de Estados Unidos.
En la entrevista, Rubin señaló que, si bien la expansión de internet y las nuevas tecnologías fue vista inicialmente como una manera de difundir “valores democráticos”, hay también “un terrible lado oscuro en estas tecnologías de la información” que pueden ser usadas como una injerencia extranjera para engañar y confundir a la población local en función de determinados intereses políticos. En ese sentido, destacó la asimetría existente con Rusia y China, que “aprovechan los entornos informativos abiertos” de las democracias occidentales, donde rige la libertad de expresión, para la manipulación informativa, incluso, con herramientas de inteligencia artificial.
Antes de partir hoy hacia Perú, dará una conferencia en la Legislatura de la Ciudad sobre el tema con el auspicio de las embajadas de Estados Unidos, Polonia, Ucrania, la Unión Europea y el Reino Unido. Durante el evento, que tendrá lugar esta mañana desde las 10, presentará el informe del Departamento de Estado norteamericano sobre desinformación en América Latina.
La entrevista completa
—Usted ha venido a Argentina para tener reuniones y dar una conferencia sobre los desafíos de la desinformación, la manipulación de la información y la injerencia por parte de agentes extranjeros en la región. ¿Cuál es el riesgo hoy de la desinformación para las democracias?
—La desinformación es el nuevo y terrible desafío que enfrentamos en la era de la información. Tenemos un verdadero problema aquí. Tenemos una situación en la que estamos en una competencia geopolítica con Rusia y China, que son países autoritarios. No creen en los valores democráticos. No creen en la libertad de información. Rusia y China han aislado su espacio informativo del resto del mundo. Y así, existe una asimetría fundamental. Ellos realizan operaciones de desinformación en América Latina, los países europeos y África, y tratan de manipular la información con un propósito muy simple: quieren socavar a Estados Unidos y los valores que Estados Unidos y nuestros socios democráticos, como Argentina, comparten. Quieren mentir sobre la guerra en Ucrania. China quiere ayudar a Rusia a tener éxito en Ucrania. ¿Cómo cualquier nación soberana con autorrespeto puede no preocuparse por Ucrania? No entiendo que Rusia invadiera a un país vecino sin motivo con cientos de miles de tropas y luego, junto con China, quieren negarlo. Y quieren encontrar una oportunidad aquí en América Latina para negar lo que es obviamente cierto, que Rusia invadió Ucrania.
—¿Ese riesgo es mayor hoy que hace algunos años?
—Creo que la desinformación es un nuevo desafío porque la tecnología de la información ha florecido en forma dramática. Años atrás, a menudo, pensábamos que las redes sociales e internet y la revolución de la información eran una evolución positiva para la democracia. Inicialmente pensábamos que era una manera de difundir valores democráticos. Pero creo que, cada vez está más claro, que hay un terrible lado oscuro en estas tecnologías de la información. Porque países como Rusia o China están utilizando estas tecnologías y el entorno abierto de América Latina y de Argentina, para tratar de manipular a la gente aquí y, de alguna manera, convencerlos de que Estados Unidos está del lado equivocado de la guerra en Ucrania. Cuando debería ser obvio para todos que Rusia invadió a su vecino ilegalmente y está masacrando gente en Ucrania sin otra razón que su agresión.
—Durante el evento en la Legislatura se presentará el informe del Departamento de Estado norteamericano sobre desinformación en América Latina. ¿Se trata del resultado de la detección de la campaña de manipulación que había anticipado en octubre pasado? (NdR: Infobae había informado sobre el rastreo de esa operación)
—Hemos estado trabajando estrechamente con nuestros amigos en América Latina durante muchos meses. Y el otoño pasado pudimos hacer algo muy inusual: revelar una operación de desinformación antes de que comenzara, con anticipación, para que pudiéramos ‘inocular’ a la gente, si se piensa a la desinformación como ‘una enfermedad’. Y esa exposición de la operación posibilitó ‘inocular’ a las personas para que, cuando vieran estas historias extrañas que parecían decir cosas maravillosas sobre Rusia o cosas terribles sobre los ucranianos, supieran que esto se originó en Moscú. El objetivo no es decidir qué es verdadero o que no; no es decidir quién tiene el derecho de propagar información. Es asegurarse de que la gente sepa de dónde viene. Porque hay una gran diferencia entre la información que se genera localmente – esa es la función del periodismo real -, y la información que es generada por el Kremlin o por la República Popular China.
—¿Cómo Rusia y China llevaron a cabo esta estrategia de cooptación de periodistas y medios locales en la región?
—Desafortunadamente, esto sucede con demasiada frecuencia. Estamos en un ambiente de información abierta en democracias donde la gente y los periodistas pueden expresar sus opiniones, y son libres de estar equivocados. Y tengo que luchar para proteger las opiniones, incluso cuando las odio, porque eso es la libertad de prensa y la libertad de información. Lo que los rusos y los chinos han descubierto es cómo encontrar a ‘idiotas útiles’ que repetirán historias locas sobre Ucrania o sobre Estados Unidos. Y peor aún, los chinos comprarán sitios periodísticos, canales de televisión, periódicos, y luego evitarán que esos periódicos usen fuentes de información alternativas para que la gente que vive en un pequeño país en América Latina o Asia reciba una visión china del mundo. Una en la que solo suceden cosas terribles en América y cosas maravillosas en China. Y obviamente esa es la esencia de la manipulación de la información.
—¿Cómo supo de antemano sobre esta campaña en América Latina liderada por Rusia?
—No quiero ser demasiado específico sobre esto, excepto decir que el Secretario de Estado le pidió a la comunidad de inteligencia de Estados Unidos tratar la manipulación de la información como una amenaza. Y así trabajamos muy duro con todas las agencias del Gobierno para tratar de identificar las operaciones de desinformación cuando están comenzando, y usar esa información. Obviamente, no podemos decirle a la gente siempre cómo descubrimos cosas o todo lo que sabemos. Pero cuando supimos que Rusia estaba a punto de comenzar un esfuerzo a nivel nacional en Argentina, o a nivel de continente en América Latina, pensamos que nuestros amigos y socios aquí abajo debían saberlo para que puedan tomar decisiones. No le estamos diciendo a la gente qué pensar. No les estamos diciendo qué es verdadero. Solo queremos que sepan cuándo algo tiene un sello de ‘hecho en el Kremlin’ para que puedan hacer sus propios juicios.
—Usted advirtió que Rusia y China utilizarían herramientas de inteligencia artificial como Chat GPT en su campaña de desinformación…
—Hay maneras en que estas tecnologías avanzadas pueden ser un problema. Primero, pueden exagerar la discusión sobre un tema. Pueden usar Chat GPT para hacer comentarios y crear conversaciones elaboradas que no son reales, suceden entre nadie y nadie. Son sólo bots, creaciones artificiales. Pero pueden dar la impresión de que mucha gente está hablando de un tema. O, igual de dañino, pueden traducir desinformación en muchos idiomas diferentes, y hacer que parezca que se aplica a situaciones locales. Pueden facilitar la difusión de desinformación porque, lamentablemente, la traducción puede hacerse mucho más fácil a través de la inteligencia artificial.
—¿Pudieron confirmar que participaron entidades vinculadas al gobierno ruso?
—De nuevo, no quiero entrar en demasiados detalles, pero pudimos determinar que la Social Design Agency, una agencia de información que se puede contratar, y otra llamada Structura, son grupos a los que se le paga para exagerar y mentir en nombre del gobierno ruso. El Departamento del Tesoro sancionó a estas entidades, así como a esos países, afectando su capacidad para financiar sus operaciones en todo el mundo.
(NdR: La Social Design Agency y Structura National Technologies son dos empresas informáticas rusas que estuvieron implicadas en la campaña de desinformación digital llamada “RRN” – por Recent Reliable News- dirigida por Rusia contra países europeos. La operación consistió en crear páginas web falsas que usurparon la identidad de medios de comunicación legítimos europeos y sitios web gubernamentales, así como de cuentas fraudulentas en redes sociales, para amplificar información que no era cierta o estaba manipulada. Ambas estuvieron entre las cinco entidades rusas sancionadas por el Consejo de la Unión Europea por este motivo)
—¿Esta campaña de desinformación específica se centró únicamente en la guerra de Ucrania o abarcó otros temas?
—Hay que recordar que Rusia se encuentra en una situación terrible. Pensó que podía invadir Ucrania y que sería fácil. Y en cambio, ya han pasado dos años y los ucranianos están contraatacando. Los rusos han perdido cientos de miles de soldados entre muertos y heridos. Los países europeos ahora están aplicando sanciones a Rusia y están dándole armas a Ucrania. Y por eso, los rusos buscan encontrar a alguien que les crea, alguien que se ponga de su lado. Es muy difícil ponerse de su lado porque ellos fueron los agresores y Ucrania, simplemente, se está defendiendo. Pero supongo que esperan que en América Latina puedan utilizar el entorno de información abierta para tratar de engañar a la gente, haciéndoles pensar que es culpa de Ucrania que Rusia los haya invadido. Es un desafío difícil, pero presumiblemente es lo que están tratando de hacer.
—¿Por eso usted dice que Rusia y China buscan manipular a las audiencias locales, sin que se sepa que sus gobiernos están detrás de esa campaña?
—Exactamente. China, Rusia, Argentina, el gobierno de Estados Unidos, todos estos gobiernos deberían tener toda la capacidad para contar su historia y exponer sus argumentos. Puedo estar en desacuerdo con ellos o rechazar algunos. Pero lo que no deberían poder hacer, es operar de forma encubierta. No deberían poder ir detrás de escena y poner ideas del gobierno ruso provenientes de los servicios de inteligencia en las mentes y pensamientos de los periodistas sin que la gente lo sepa. Quiero que la gente sepa que esta información tiene un sello del Kremlin. Entonces podrán hacer sus propios juicios. Y teniendo en cuenta lo que Rusia ha hecho en Ucrania, creo que la gente puede estar bastante segura de que están inventando estas historias y culpando a la víctima por su agresión.
—¿Por qué eligió venir a Argentina a hablar de esta campaña de desinformación?
—Creemos que tenemos buenos socios en América Latina. Argentina es un buen socio. Estamos muy contentos de que apoyen al gobierno ucraniano. Nosotros también. De acá me voy a Perú. Probablemente viajemos a otros países en un futuro próximo. Queremos que nuestros socios sepan que Rusia y China los ven como víctimas potenciales de una campaña de manipulación de información. Que el entorno de información libre aquí en Argentina y en otros países latinoamericanos puede ser manipulado por ellos, porque obviamente es más fácil intentar desinformar en un ambiente libre y abierto. Nadie puede siquiera entrar en China o Rusia en el espacio de la información, porque lo han cerrado. Y espero que la gente entienda que la reciprocidad debería ser lo primero que los gobiernos y los pueblos deberían exigir a Rusia. Cuando hablen con un periodista ruso o un periodista chino, deberían preguntarle: ¿por qué no podemos hacer estas preguntas en su país? ¿Por qué su país no muestra las noticias reales que suceden en el mundo? Y esa falta de Justicia, de reciprocidad básica, es lo que nos dice que Rusia y China piensan que la información es un área de ventaja para ellos y que tenemos que contraatacar.
—¿Ubica a Argentina entre esas víctimas de estas campañas de desinformación que está describiendo?
—Creo que todo el mundo es una víctima. Hay víctimas en toda América Latina. Sucedió en los Estados Unidos. Es sabido que en 2016 los rusos interfirieron en nuestras elecciones. Lo hemos visto en toda Europa en los últimos meses. Y este es un año particularmente malo por todo esto, porque hay elecciones en muchos países. Y lo que puedo decirles es que Argentina, al igual que otros países latinoamericanos, tiene un entorno mediático libre y abierto que le resulta más fácil de penetrar a los rusos. Por eso tenemos que trabajar duro para asegurarnos de que las personas no sean manipuladas por ellos.
—¿Cree que la oportunidad de trabajar junto con Argentina en este tema es más fuerte ahora con el nuevo presidente Javier Milei?
—Aprendí hace mucho tiempo en el ámbito de la diplomacia a mantenerme al margen de las cuestiones políticas internas. Todo lo que puedo decir es que me complace que este gobierno apoye al pueblo de Ucrania, apoye a las víctimas de una guerra. Y espero trabajar con los gobiernos de esta parte del mundo, especialmente Argentina y su gobierno.
El video completo de la entrevista