La industria automotriz global sigue apostando por Brasil y México mientras esperan señales de Argentina
El evento de lanzamiento del Volvo EX30 en México tuvo un ingrediente adicional al del producto que oficialmente llega a Latinoamérica para tratar de competir en la franja de los SUV-B eléctricos con un producto Premium. Sirvió también para tomar dimensión del potencial que tiene Sudamérica a nivel global, pero Brasil en particular, para una marca de origen sueco, que ahora es propiedad del holding Geely y que ha tomado la decisión de expandirse a un público más masivo en todo el mundo.
Global Importers + Latinamérica (GELA) es la nueva división que creó Volvo este año, y es la responsable de manejar nada menos que las operaciones de 61 países de todo el mundo, y lo hace desde Brasil bajo la dirección de Luis Rezende. Hasta el año pasado, desde San Pablo se manejaban tres mercados: el propio, el de México y el de Sudáfrica, pero cuando la compañía decidió expandirse con una política global, le ofrecieron hacerse cargo de todos los importadores y aceptaron el reto.
“De esos 61 países, 12 corresponden a América Latina y el resto son importadores de Europa y Asia. Todo el conjunto es GELA y se maneja desde la oficina de San Pablo, lo que es un verdadero orgullo para nosotros como región”, dijo Andrea Burgos, Manager de importadores de Volvo de Latinoamérica. “Así, desde Brasil se manejan dos grandes organizaciones comerciales, una es GILA y la otra es la del propio país. Entonces, a partir de enero, hemos decidido que la oficina de México, que hasta entonces sólo se ocupaba de este país, estamos haciendo que se ocupe de las operaciones de todos los países de Latinoamérica”, completó.
Dentro de los 12 importadores de Latinoamérica, naturalmente está Argentina, donde por la carga de impuestos y aranceles, el mismo Volvo EX30 que en Chile cuesta 37.500 dólares y en Uruguay 44.900, a nivel local tiene un precio previsto para su lanzamiento en noviembre de 65.000 dólares.
“Para nosotros, Argentina es un mercado muy grande. Tenemos las expectativas puestas en ese mercado, pero entendemos que el país está en medio de una transición. Hoy podemos poner un precio del EX30, pero ese precio tiene mucha dependencia de los impuestos. Entonces, en la medida que los aranceles en Argentina se modifiquen, ese precio también se va a modificar. Estamos completamente sujetos a las imposiciones arancelarias de los países, pero vemos con positivismo la situación de Argentina en particular. Si deciden reducir sus impuestos y cambiar las reglas del juego comercial en la industria automotriz, creo que vamos a poder poner un auto con un precio mejor. Hoy, el precio es ese que hemos publicado”, comentó Burgos.
“Creemos que aunque está completamente liberada la importación para Argentina, hay mucha expectativa respecto a cómo evolucione la situación arancelaria. De alguna manera, eso genera también que la gente espere. Y eso es completamente entendible. Si yo pienso que mañana voy a pagar menos por un auto, seguramente espere un poco para comprarlo. Esta es la situación en la que estamos hoy. Esperando y preparándonos para cuando eso suceda”, señaló.
Ese mismo escenario global en el que Volvo está expandiéndose con una nueva organización, tiene una complejidad muy grande para la marca por ser propiedad de una empresa china. Primero fue Estados Unidos el que aplicó 100% de arancel para los productos de esa nacionalidad, y luego ocurrió algo similar en Europa, que fue menos agresiva con la alícuota, pero que de todos modos decidió, al menos por cuatro meses, arancelar los autos eléctricos chinos con distintos porcentajes de acuerdo a la marca y la colaboración que prestaron para las investigaciones por dumping que hizo la Comisión Europea durante el año pasado. A Geely, por lo tanto también a los autos Volvo que proceden desde China, se les aplica el 19,9% de arancel de importación.
Por esa razón, Volvo, que ha decidido que cada nuevo producto que sale al mercado sea 100% eléctrico, comenzará a producir los nuevos modelos también en una de sus plantas europeas, de modo de poder abastecer el mercado propio y otros que presenten barreras arancelarias fuertes contra los productos chinos.
“Hemos decidido que nuestra planta en Gante, Bélgica, ampliará su producción para fabricar EX30 desde 2026. Vivimos en un mundo cambiante y somos una compañía global. Las reglas comerciales que rigen el mundo son determinantes para poder ofrecer un producto al precio correcto. Si no tenemos esta versatilidad para poder jugar en los diferentes escenarios comerciales, terminaremos con los productos fuera del mercado. Las reglas últimamente han cambiado un poco más rápido de lo que estamos acostumbrados, pero como marca tenemos que ser flexibles. Hoy, difícilmente encontremos una marca que no produzca en China. Prácticamente todos tenemos producción allí, porque además es un mercado muy importante también. Así que diría que son reglas nuevas pero estamos preparados para adaptarnos de modo de seguir ofreciendo productos a un precio correcto para todos los mercados”, explicó la ejecutiva mexicana.
Esta versatilidad es la misma que podría incluso regir para el mercado Latinoamericano, aun siendo que las operaciones de los 12 países se manejan en conjunto desde México desde este año. Si un país de la región hiciera un acuerdo con China, por ejemplo, su condición cambiaría respecto al resto.
“Hoy, si miramos América Latina e incluimos Brasil y México, cada país tiene producción de la fábrica donde es conveniente, ya que la calidad y los estándares son exactamente los mismos. Actualmente, en algunos países tenemos producción china y en otros producción europea”, concluyó Burgos.
En la misma entrevista, la ejecutiva de Volvo descartó la posibilidad de tener una planta de producción en Latinoamérica a corto o mediano plazo. La escala del mercado, por mejor que sea a partir de la introducción de modelos accesibles como el EX30, no justifica una inversión. Sin embargo, que un país como Brasil, haya sido elegido como el que maneje las operaciones de 61 mercados de todo el mundo, muestra que las apuestas en la industria no necesariamente tienen que ser a través de fábricas, también pueden ser a partir de capacidad de gestión o de desarrollos tecnológicos que se exporten al mundo entero.