El duro golpe por la condena a su madre y su resurgir en Williams: Alex Albon, el compañero de Colapinto
El glamour de la Fórmula 1 y sus lucen en ocasiones llevan a que un piloto se encandile. Mantener los pies sobre la tierra es clave en un ambiente que es una picadora de carne. En ese ambiente sobrevivió Alex Albon, quien pese a los problemas extra deportivos que tuvo nunca bajó los brazos y su resiliencia fue clave para volver a ganarse un lugar y ser hoy el “capitán” en la pista del equipo Williams. Hoy tiene un nuevo compañero de equipo, el argentino Franco Colapinto, quien lo sorprendió por su rutilante debut en la Máxima el pasado domingo en el Gran Premio de Italia.
Albon nació en Londres el 23 de marzo de 1996. Es hijo de Nigel Albon, ex piloto del Campeonato Británico de Autos de Turismos (BTCC) y la tailandesa Kankamol Ansusinha, quien desde muy joven se mudó a Inglaterra. Alex creció en medio de corredores, ya que su tío, Mark, también corrió y llegó a competir en una carrera de la Fórmula 3000, actual Fórmula 2.
Heredó la pasión por la velocidad y con pocos recursos comenzó a correr en karting. Fueron épocas en las que su padre fue esencial siendo su mecánico y chofer. Fue campeón británico y subcampeón mundial en 2011, detrás del neerlandés Nyck de Vries, quien en 2023 fue eyectado de su butaca de F1 en Racing Bulls por malos resultados.
Justamente Red Bull vio sus condiciones y lo incorporó a su programa de jóvenes pilotos. Pero en 2012 vivió un quiebre en su vida. Fue cuando su madre terminó en prisión, acusada de fraude por más de 7,5 millones de libras esterlinas (9,8 millones de dólares). Vendía Bentleys, Rolls Royces y Ferrari a precios bajos con la promesa de recomprarlos para generar ganancias rápidas. Pero todo se trató de una estafa que dejó a muchos inversionistas sin sus vehículos y sin su dinero. Todo eso culminó cuando un juez del Tribunal de la Corona de Ipswich la sentenció a seis años de prisión.
Era una mañana de otoño, el aire frío cortaba la piel, y Alex, todavía en el uniforme de su escuela privada, no entendía bien qué estaba pasando. “Fue el peor año de mi vida,” recordaría años más tarde. Frente a él, los policías le leían a su madre los cargos. Sus manos temblaban mientras le colocaban las esposas, y su rostro, normalmente sereno, mostraba una mezcla de resignación y miedo. En pocos minutos, su madre, que hasta ese momento había sido su mayor apoyo, estaba siendo escoltada fuera de la casa.
La vida lujosa que Alex había conocido hasta ese momento se desmoronaba. La casa de campo en Essex, valorada en 4 millones de libras (5,2 millones de dólares), que alguna vez había sido escenario de festejos familiares y vacaciones, ahora estaba vacía, embargada por las autoridades. Los bolsos de Mulberry y otros artículos de lujo fueron subastados para recuperar parte de los fondos defraudados. Su madre no era más que un número en una celda de la prisión. “Ella pagó por su crimen, pero me dejó solo,” dijo Alex en una entrevista en 2020 para la serie de Netflix Drive to Survive.
Por este escándalo Alex perdió el patrocinio de Red Bull. “Veía a mis amigos, a mis compañeros de equipo, y sentía que todos sabían, que todos me juzgaban,” confesó tiempo después. Para un joven de 16 años, esa carga era insoportable. Sin embargo, en medio de esa tormenta, algo dentro de él se encendió. La rabia, la vergüenza y el dolor lo empujaron a seguir.
Las semanas posteriores al encarcelamiento de su madre fueron un verdadero calvario. Nigel Albon, su padre, se había distanciado de la familia, dejando a Alex y sus cuatro hermanos prácticamente solos. Era un hogar roto, lleno de silencio, miradas esquivas y recuerdos de una vida que parecía haber sucedido hace siglos.
“Había días en que pensaba en dejarlo todo,” admitió en una entrevista para The Mirror. El peso emocional era demasiado, y el futuro se veía oscuro. “Cuando arrestaron a mi madre, todo se cayó a pedazos,” recordó Alex. “No solo perdí a mi madre, perdí la vida que conocía. De repente, todo lo que había trabajado parecía estar fuera de mi alcance.”
Pero Alex no se rindió. Durante ese tiempo difícil, descubrió una nueva fuente de motivación. “Correr se convirtió en mi escape,” explicó. “Cada vez que me subía a un auto, olvidaba todo lo demás. En la pista, no importaba lo que pasaba en casa, no importaba el dinero, no importaba el escándalo. Solo éramos el auto y yo.”
Así, mientras su madre cumplía su condena, Alex volvió a meterse de lleno en el automovilismo. Compitió en la Eurocup Fórmula Renault, donde con escaso presupuesto, pero con ganas y talento mejoró escalando desde el puesto 38º en 2012 hasta terminar 3º en 2014. “No tenía el dinero ni los recursos que otros tenían, pero lo que sí tenía era hambre. Y eso era lo único que necesitaba,” confesó en una entrevista con Sky Sports. “Cada victoria, cada podio, sentía que era una forma de redimirme, de demostrar que no estaba acabado,” explicó.
Pero la sombra del encarcelamiento de Kankamol seguía persiguiéndolo “Era como una marca que nunca podía quitarme,” confesó. “No importaba cuántas carreras ganara, siempre era ‘el chico cuya madre fue a prisión’” Para Alex, el perdón fue un proceso lento. Cuando su madre fue liberada en 2015, después de cumplir tres años de su condena, las heridas seguían abiertas. “No fue fácil,” rememoró. “Teníamos mucho de qué hablar, mucho que arreglar. Pero al final del día, es mi madre, y la perdoné”, reconoció. Su madre también apareció frente a las cámaras, en Drive to Survive, para admitir sus errores y afirmar, entre lágrimas: “Alex me perdonó, y eso es lo más importante para mí”.
Pese a ello, Alex decidió correr con bandera tailandesa y fue subcampeón de la GP3 (actual Fórmula 3) en 2016 y tercero en la Fórmula 2 en 2018. Su resurgimiento hizo que Red Bull le de otra oportunidad. “La vida te pone obstáculos, pero lo importante es cómo los superas,” declaró. “Para mí, la Fórmula 1 fue siempre el objetivo, pero también fue mi salvación. Me dio una razón para seguir adelante.”
En 2019 tocó el cielo con las manos y debutó en la F1 con Toro Rosso (actual Racing Bulls), el equipo satélite de Red Bull. “Fue surrealista,” confesó. “Pasé de pensar que nunca llegaría a la Fórmula 1, a estar a solo semanas de hacer mi debut”, añadió. Aunque ya había firmado con Nissan para correr en la Fórmula E, Red Bull intercedió en el contrato, y Alex finalmente consiguió su butaca como titular en la Máxima.
Sumó puntos en cinco de las primeras doce fechas y en la siguiente Red Bull lo promovió en su equipo principal y lo bajó a Pierre Gasly a Toro Rosso. “Fue un torbellino,” recordó Albon. “De repente, estaba compitiendo al lado de Max Verstappen, y tenía que demostrar que pertenecía allí”. Aunque no pudo subirse al podio en las últimas nueve carreras de la temporada, su consistencia fue suficiente para que Red Bull le renueve su contrato para 2020.
En esa temporada Albon estuvo lejos de Verstappen, quien con dos victorias terminó tercero en el campeonato y avisó lo que sería en 2021 su primer título luego de aquella pelea titánica con Lewis Hamilton hasta la última vuelta del año en Abu Dhabi.
En tanto que Alex perdió su lugar en la F1 en 2021 y fue reemplazado por Sergio “Checo” Pérez. “La presión era enorme,” dijo. “Todo el mundo espera que estés al nivel de Max, pero pocos entienden lo difícil que es eso”, sentenció. “No fue fácil de aceptar, pero sabía que todavía tenía mucho que aprender,” admitió.
En 2021 Alex se quedó como piloto de reserva de Red Bull y corrió en el DTM, la categoría de autos con techo más importante de Alemania. Fue un año de reflexión y crecimiento personal. “Aprendí más de lo que esperaba. A veces, necesitas alejarte del foco de atención para ver las cosas desde una nueva perspectiva”, reflexionó quien corrió 97 Grandes Premios de F1 y logró dos podios.
Fue Williams el que le dio la gran oportunidad de regresar a la F1 en 2022. “Estar de vuelta se siente increíble. Este es solo el comienzo de una nueva etapa para mí”, dijo tras su primera carrera con la histórica escudería inglesa. Al año siguiente llegó James Vowles, quien se hizo cargo con el objetivo de hacer resurgir al team que otrora dominó la Máxima. El ingeniero inglés, se deshizo en elogios con Albon: “Definitivamente está llevando el auto al límite de su rendimiento, que es lo que estás buscando en un piloto. Creo que está muy subestimado y estoy increíblemente feliz de que esté aquí dentro de nuestra organización. Tiene cualidades de liderazgo, tiene lo que se necesita para hacernos avanzar como organización. Para el futuro, desde donde estoy en este momento, espero que sea una parte importante de esto”, expresó en Beyond The Grid, el podcast de F1.
Desde que está en Williams se convirtió en el piloto líder del equipo y vio como dos compañeros suyos perdieron sus lugares por malos rendimientos, Nicholas Latifi y Logan Sargeant. En el medio sobrevivió a complicaciones tras una operación de apendicitis en la que fue intubado en 2022. Se repuso y volvió a correr. Ahora tiene a su lado al más joven del actual staff de la F1, Franco Colapinto, quien tuvo un destacado estreno en Monza tras partir 18º y terminar en el puesto 12º.
“Fue una primera carrera impresionante. También fue su primer tramo largo de todo el fin de semana, hay que tenerlo en cuenta. Manejó muy bien los neumáticos. Yo tuve que usar mucha de mi experiencia para cuidar el delantero izquierdo y él lo hizo de primera. Tuvo una muy buena carrera. Es una buena señal para las próximas. Obviamente él conocía esta pista, pero no creo que sea más difícil para él en las próximas. Va a conocer más el auto, pero tendrá que aprender nuevas pistas. Creo que puede estar orgulloso de este fin de semana”, afirmó sobre el argentino de 21 años, el más joven de los 20 pilotos titulares del staff de F1.
Albon es el segundo tailandés en ser compañero de equipo de un argentino, después de Birabongse Bhanudej Bhanubandh, conocido como el Príncipe Bira, quien compartió junto a Juan Manuel Fangio la escudería oficial Maserati en el Gran Premio de la República Argentina de 1954.